PRESENTACIÓN

Anualmente cuando nos reunimos los antiguos alumnos de Corias, bien sea en grupos minoritarios por promociones en diferentes lugares del Principado y alrededores, o de forma general en el encuentro de Corias a finales de cada mes de septiembre, siempre solíamos comentar al sentir la alegría de juntarnos de nuevo que, era una pena el que hubieran pasado tantos años sin comunicarnos y sin saber unos de otros.

Afortunadamente, en estos tiempos eso está subsanado gracias a los medios informáticos disponibles que tenemos a nuestro alcance. Aprovechando la oportunidad que nos brinda BLOGGER para poder crear un espacio cibernético común, en la nube, donde se pueda participar y expresar los recuerdos que cada uno de nosotros guardamos celosamente de aquellos años, es cuando surge el Blog de los antiguos alumnos de Corias.

Esta elemental presentación lo único que pretende y persigue es reavivar la amistad y la armonía que hemos trabado entre todos nosotros durante los años de convivencia en el Instituto Laboral San Juan Bautista de Corias y, que a pesar del tiempo transcurrido, aún perviven frescas en nuestro recuerdo.

Otro de los objetivos del blog es recordar y compartir las peripecias vividas por aquellos jóvenes que coincidimos bajo las mismas enseñanzas, disciplinas, aulas, comedores, dormitorios, juegos, etc., durante varios años en el convento de Corias y que aún las tenemos muy presentes.

La mejor forma que tenemos para rememorarlo es ir contando en este blog todos los pasajes que cada uno de nosotros recuerde, expresados con la forma y estilo propios de cada uno pero, siempre supeditados a los principios del buen gusto, el respeto y a la correcta educación que nos han inculcado los padres dominicos. El temario en principio aún siendo libre, sí debiéramos procurar en general, que tengan preferencia los temas relacionados con el colegio y su entorno, ya que es el vínculo y denominador común entre todos nosotros.

Como es lógico, cada colaborador es el único responsable de sus opiniones vertidas aquí en el blog; las cuales pueden ser expresadas libremente sin condicionantes ni cortapisa alguna por parte de la dirección; tan solo debemos atenernos todos, a las premisas mencionadas anteriormente del respeto y el buen gusto.

Una vez hecha esta breve presentación, se pide la colaboración y aportación de todos los antiguos alumnos pues, seguro que todos tenemos algo ameno e interesante que contar. Unas veces serán relatos agradables y divertidos, y otras no tanto; pero así es la realidad de la vida.

Al blog le dan vida una serie de antiguos alumnos que colaboran de forma fehaciente y entusiasta con Benjamín Galán que es el bloguero administrador. A este galante caballero el cargo de administrador no le fue asignado por méritos propios, más bien por defecto, de forma automática; simplemente, por ser el titular del blog. Pero podría delegar el cargo en cualquier otro colaborador que así lo deseara.

De antemano, muchas gracias a todos los participantes y colaboradores. Tanto a los antiguos alumnos y profesores que deseen intervenir, como a todos nuestros amigos lectores.

¡A colaborar y a disfrutarlo!

(21 de noviembre de 2009)

B. G. G. (BLOGUERO PRIOR)

jueves, 31 de enero de 2013

LA "ESPANTÁ" Y EL LIBRO


                                                                               Por jrFRANCOS 
     Tanto al administrador del Blog como a los lectores del mismo creo debo un explicación del porqué de mi (medio) "expantá" como colaborador del mismo o, utilizando otra expresión acuñada, mi (medio) "despedida a la francesa".
     La explicación es muy simple y comprensible: porque me cansé que algunas personas me insultasen y me pusiesen como un trapo diciendo de mi todo lo que les venía en gana. Eso sí, sin argumentar.
      A mí no me duele la crítica y en al menos dos ocasiones manifesté aquí que, aunque el halago o el reconocimiento es muy dulce, se aprende más de la crítica... cuando no es hecha con mala baba. Y de eso hubo mucho aquí contra mí sin argumentar ni rebatir mis ideas y mi forma, apasionada y a veces contundente, de decir las cosas.
     Jamás, jamás yo respondí con la misma moneda a nadie (salvo a aquel anónimo del Niemeyer), pero tened por seguro que si me pusiese a calificar yo a esas personas me bastaría y sobraría con un solo adjetivo para definirlas, y puestos ya a extenderse, me bastaría con una frase de doce palabras para retratarlas que, personalizada, sería ésta: "Contigo, el mundo se sostiene, pero no progresa".Vaya, todavía me han sobrado cuatro. (Obviamente, cuando hablo de  progreso, no me refiero a la cuestión tecnológica, científica o material).
      Así, pues, un día me dije: "Hasta aquí hemos llegado" y pasé a otro tipo de colaboración, más laight y con cuentagotas. Yo, que soy optimista y positivista y posibilista (y, según Cubanín,  algo existencialista), me quedo con la satisfacción de ser medalla de bronce en cuanto a colaboraciones (casi 120 entradas, sólo por detrás de Galán y de Miguel Ángel), que tengo impresas y recogidas en un volumen para cuando sea viejo, cojitranto y desdentado (como los vecinos de El Pueblo, de mi relato-que-no-lo-es "La diez y Veinte. Continuará", colgado recientemente), situación que Dios o el Diablo no quiera que llegue, ni siquiera la de llegar a viejo, poder leer y recapacitar porque ya no tendré ganas de escribir.
      También me quedo con la satisfacción de que algunas de mis entradas están en el top ten de comentarios suscitados, como aquella crónica de la comida de hermandad de septiembre del 2011, aparecida en octubre, que suscitó casi medio centenar de participaciones. O la más reciente de "Parada y fonda en Pola de Allande" que, si mal no recuerdo, llegó casi a la veinte o lo sobrepasó. (Otras, en cambio, como el artículo "Me llamo Silvia y yo no haría el amor con Silvio", confesiones entre lozanas y humorísticas de un prostituta, con agilidad y chispa, que en el fondo subyacía la crítica a Silvio Berlusconi por su forma de ver y tratar a la mujer, es decir, reivindicaba un trato digno para la mujer, fuese prostituta o no, tuvieron cero comentarios. Al igual que un buen trabajo realizado por Galán, Ulpiano y yo, que fui el impulsor y coordinador a través de una encuesta enviada a seis personas y que sólo contestamos nosotros, referente al "Proyecto educativo y de instrucción de Corias". Y me atrevo a calificarlo de un buen trabajo porque cada uno, pese a la encuesta, que era abierta, la enfocó a su manera y será un documento base e imprescindible para quien algún día quiera aproximarse, a través del Blog,  al convento como instituto laboral y tener un primer esbozo de lo que fue aquel centro educativo. Pues, nada, cero comentarios, como si lo allí dicho fuese vivido sólo por nosotros tres y no por más de mil alumnos, muchos de cuales están entre esos 50-100 lectores que tiene diariamente el mismo. Con lo cual, y ya termino, eso que tienes en la introducción al mismo, señor Administrador, donde dices (hablo de memoria): "Cada uno es responsable de lo que escribe y en última instancia, los lectores con su aprobación o silencio (comentarios) lo calificarán", pues no. Rotundamente no. Como en literatura, fotografía, música... y hasta en conferencias y discursos, no confundamos lo popular y el populismo -que a veces puede tener hondura- con la calidad. Y menos si se trata del discurso de un político u otro vendedor de ideas cualquiera.
     Y cómo no -ahora sí que termino- me quedo con el reconocimiento y afecto que, sin empalagos, algunos-as me habéis manifestado. Eso es lo que realmente cuenta.
     Al releer lo escrito, veo que vuelvo por mis fueros, sobre todo en la parte última, esa que tantas ampollas levantaba a tenor de cómo me "querían" en sus alusiones veladas, entre líneas  o abiertamente algunos, que luego, cuando nos vimos, se quedaron en nada, porque comprobaron que yo soy una persona sencilla y nada rencorosa, que, tal vez, como me dijo recientemente una amistad tras leer "Tú a Móstoles y yo a Maimona", aquí publicado (entre otros sitios), "escribiendo pareces otro, como muy serio y...fue un elogio que me pareció excesivo..., por lo que no lo pongo". Pero a uno no se le puede decir hijoputa, es un decir,  en público o en el Blog, que público es, y luego disculparse sin esa valentía verbal descalificadora que demostraba cuando escribía o decir que era en broma. No, tú me has llamado hijo de cien padres y eso queda escrito, y si era en broma y quieres disculparte o quitarle hierro, hazlo en el mismo medio donde me zaheriste. Y si yo tengo que hacerlo también, por si me pasé sin darme cuenta, dímelo así mismo aquí, en el Blog, y no me dolerán prendas en hacerlo. Valientemente y a pecho descubierto, no con el rabo entre las piernas y por lo bajini.
    No voy a cambiar. Uno es como es y si aquí algunos no digieren lo que escribo y cómo lo escribo, publico en otra parte o lo guardo en un cajón y ya algún día aparecerá en forma de libro. Y si no aparece, pues que no aparezca, pero yo sigo haciendo lo que me gusta y como me gusta, y eso es lo importante.  
    No voy a cambiar porque "está ya el trigo duro para pitas", un refrán de por aquí que hace referencia a la imposibilidad de hacer aquellas flautas que con una caña de trigo verde todos hicimos alguna vez de niños. Bueno, sí, voy a cambiar en algo, que es tanto como decir que voy a seguir haciendo lo que últimamente hacía: escribir sólo de vez en cuando (1) y a ser posible en línea no polémica (esto último me costará, pero lo seguiremos intentando, aquí en el Blog, claro).
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      Referente a o del LIBRO, era un recoger el guante que a raíz de colgar mi relato-que-no-lo-es antes citado, me lanzó Ulpiano en su comentario. Como en ello ya había pensado y a su vez se lo propuse a Galán en su día para hacerlo conjuntamente, en otra ocasión me extiendo más sobre ello. Por hoy está bien.
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     Salud y buen día, que en lo metereológico aquí es de sol radiante para andar en mangas de camisa. Y en lo gastronómico, para mí dentro de unos minutos, los que tarde en descongelarse el pan en la estufa (escribo desde el Chozo, mi refugio del campito donde estoy autoexiliado) será estupendo, pues me voy a desayunar (son las 11, 30 h.) una tostada de caldillo -esa "mantequilla" con tropezones de hígado de cerdo ibérico con grasa-, un trozo de bizcocho con pasas hecho precisamente en Collada, una aldea del asturiano del concejo de Tineo, que tú, Samuel, sabes bien quien lo hizo, y una mandarina que salgo a coger del árbol mientras se tuesta el pan  y calienta el café. ¡Tengo que engordar 2,5 k. para llegar a mis 65 k. habituales.-JRF                                                  
NOTAS.
(1) En cartera, con sus fotos y trabajo de campo ya hecho, tengo todo estos trabajos:
        
        -"Por Cangas del Narcea y su montaña sagrada"
        -"Por el Concejo de Tineo"
        -"El Museo de Escultura al aire libre de Oviedo"
        -"De turismo enológico por Almendralejo"
        -"Decía Alejandro Casona..."
        -"Doctor en cirugía arbórea"
        -"El consultorio de Elena Francis y la cagalera de un
           couriense"
        -"En Navaescuriel con el escultor Santiago de Santiago"
        -"La poesía conceptual o experimental"
        -Y otros...      


martes, 29 de enero de 2013

El PECADO III

No voy a dar nombre alguno de cuantos personajes que van a desfilar por este artículo. No debo, ni quisiera, ni puedo hacerlo. Podrían ser imaginarios, pero son tan reales que los conozco personalmente.
Los que hayan leído mi anterior artículo sobre el pecado, quizás puedan atribuir una laxitud que no responde a la realidad. Es cierto que montones de cosas que os dijeron que eran pecado, no lo son. Al menos en mi opinión. No digo ni humilde opinión porque soy consciente de lo que opino, me siento tan cristiano como el que más y he pasado años leyendo libros de religión de los mejores teólogos modernos. Es cierto que me rebelo contra aquella maraña de supuesta pecaminosidad que se atribuía a actos únicamente achacables a debilidades humanas. No quiero burlarme ni hacer una fácil caricatura de aquello, pero ya me diréis si era digno del fuego eterno ese adolescente que un día se obceca de deseo y le toca la teta izquierda a una chavala que previsiblemente ya se había desabrochado los botones más de la cuenta ¡Al fuego eterno y por una eternidad! Y para colmo, el muy pecador se pasaba la semana soñando con hacer lo mismo con la teta derecha.
Hoy quiero hacer aquí una relación de los pecados serios, nada de bromas, pecados de infierno suponiendo que existiera el tal infierno, cosa más que dudosa. Al menos como nos la describen.
Vamos allá. Insisto en que son casos reales, de ahora mismo de mi entorno, no invento nada.

1.     1- SIN PAGA NI SEGURO.
Lo conozco de toda la vida. La familia ha amasado una tremenda fortuna. No diré de qué para no dar pistas. Tiene una empleada desde hace treinta años a la que pagan un sueldo de hambre y además no la tienen asegurada. No existe para la Seguridad Social y el día de mañana quedará sin pensión, que la ponga a mendigar. Es un pecado, grave no, gravísimo. No soy tan osado como aquellos teólogos que concretaban, tiempo y lugar a modo de castigo. Pero digo yo, su castigo ha  de tener. Ignoro cual.

2.     2- ¿Y SU MUJER?
Llegaron a Pola procedentes de un país lejano y aquí intentaron reconstruir su vida con una niña de cinco años. Él, que se hizo amigo mío y confidente de sus problemas. En su país había sido periodista deportivo y tenía gran facilidad verbal que lo hacía muy creíble. Nos veíamos casi a diario. Su mujer enseguida encontró un trabajo en hostelería. Él trabajaba de forma intermitente a la espera de ciertos papeles para optar a una plaza de guardia de seguridad. De pronto algo cambió en sus vidas. Ella empezó a llegar cada día más tarde a casa. Los rumores en una villa tan pequeña corren rápido. La veían cenando por todas partes con un individuo de una familia que no gozaba de gran prestigio. Así un día y otro día volvía a casa pasadas las doce de la noche. La niñita iba para la cama llorando cada día clamando por los mimos de mamá. Mi amigo vivió así una larga temporada. Dejó de verme. Yo ignoraba lo que les estaba pasando. Así transcurrieron varios meses. Al fin un día nos encontramos en la calle, nada más verme me contó:
“Bueno, supongo que estarás informado de lo mío” Dijo.
“Perdona, hace tiempo que no nos vemos y nos sé de qué me estás hablando” Contesté.
“Pues serás el único en Pola que no sabe aún mi caso”.
“Bueno cuéntame”
“Verás – me contó la triste historia de su ex, las noches de espera los llantos de la niña llamando a mamá…
Y una triste noche cuando a las cuatro de la mañana entró por la puerta yo fui y le di un tremendo golpe que la arrojó contra la pared. Se levantó de inmediato y fue al médico y a la guardia civil y acto seguido a la policía. A las once ya estaba en el calabozo. Tras meses de encierro y al fin de la condena, me prohibieron que volviera de nuevo al hogar, y una orden de alejamiento a 100 kilómetros de distancia. Hoy he venido a ver si tengo suerte de ver a mi hijita aunque sea de lejos.”
¿Existe el pecado? Cada cual que juzgue por sí mismo.

3.      3- EN LA CALLE.
Yo conocía a Paulino desde que yo era un niño y él un hombre joven. Mil derroteros de la vida, me separaron de él como de tantos y tantos.
Hace cinco años, estando con un amigo en un bar, este me dice “Mira ahí viene el pobre Paulino”
“¿Qué Paulino?” Dije yo.
“Paulino el de tal y tal”.
Quedé perplejo era un ancianito encorvado con muletas y con un aspecto de pobre de pedir.
“Y que le ha pasado”
“Ah, pero ¿No sabes? Si es famoso el caso aquí”
Verás su mujer, le hace levantarse a las siete de la mañana y luego le manda a la calle. No puede volver hasta la hora de comer, llueva o haga sol, a 30 grados o con nieve. Una vez comido otra vez a la calle hasta las nueve de la noche. Y a todo esto sin un duro. En algunos bares le servían cafés y vinos gratis. En los bares lo admiten por pena, para que no pase frío. Los vecinos atestiguan que lo más fino que ella le dice es “inútil” y “cornudo”. Por fin murió Paulino. Ella no, anda por ahí.
¿Se habrá confesado ante Dios o ante los hombres de semejante salvajada? ¿Existe o no existe el pecado?

4.     4-  MI AMIGO N.N.
Amigos desde la más tierna infancia. Luego vino lo que vino en la vida de cada uno. Pero siempre mantuvimos una relación intermitente.
Estaba yo recién llegado a Corias cuando me llamó para decirme que tenía algo especial para mí, que yo le casaría con su novia en la parroquia de ella. Y así, desde el primer momento en que la conocí me di cuenta de que era una persona fenomenal, guapa, inteligente, educada…
Por un giro de la vida, mi amigo tuvo que vender un grandísimo patrimonio que poseía por herencia. Un montón de dinero. Fue todo a parar a un club de señoritas de Oviedo, muy famoso, pero no recuerdo el nombre. Allí dejó hasta el último céntimo, noche, tras noche. Yo me enteré ya tarde.
También me enteré de que maltrataba a su mujer, estaba despreciada y abandonada, esta se dio a la bebida, lo que acabó con ella en un par de años. El murió no hace mucho sin amigos y solo, pero querido por sus hijos.
¿Hay pecados mortales o no los hay? ¿Cuál será su castigo? ¿No tendrá castigo alguno? ¿Irá a un fuego eterno?  Yo no lo sé. La fe es así de exigente, no entendemos, no sabemos pero al menos algunos seguimos esperando que haya un Dios bondadoso. Ese Dios bondadoso en el que confiamos que no le adjudique el mismo destino a la Madre Teresa de Calcuta que al protagonista de esta anécdota.

5.     5-  ROCIO ES VECINA MÍA.
Tiene diez años y la alegría a flor de piel a todas horas. Anda por todo el pueblo, alegre, feliz, sonriendo siempre, saludadora. Un sol de niña. Vive a su aire, como un animalito. Al parecer es hija de padre desconocido y de madre demasiado conocida, ajuntada con un cubano bebedor.  Rocío en su inocencia te hace partícipe de todas sus penas y alegrías. El otro día me decía que estaba feliz porque al día siguiente iba a darse el primer beso con su novio. El cuarto, porque ya tuvo otros tres. Nadie lo comenta con palabras explícitas y crueles pero todos comentan que mejor no imaginar su porvenir.
¿Existe el pecado? Juzgad, juzgad por vosotros mismos ¿Habrá un castigo pertinente para gentes como estas? Yo no creo en la aberración del infierno pero tiene que haber un castigo.

Pepe Morán. Dominico-ex.

FIN DE SEMANA EN ZERMATT (II)


Parada-Homenaje a Lord Byron en el Castillo de Chillon

Al vislumbrar el castillo de Chillón desde el tren, la memoria, como en un teatro con la función a punto de comenzar, descorrió el telón permitiéndome recordar un nombre grabado en una columna de los sótanos, antiguos calabozos, de este castillo; también una película con unos personajes remando en aguas embravecidas, y muchas cosas más.
El nombre corresponde a Lord Byron, lo dejó grabado durante su visita a este lugar. Pude verlo hace años al entrar por vez primera en este castillo,  para ser sincero, porque lo señalaron. A él bien se le puede perdonar este pequeño acto de vandalismo, nada que ver con los perpetrados por descerebrados en tantos monumentos históricos-artísticos visitados. Él, de este lugar, se llevó una huella mucho más profunda que la dejada en la columna, aquella que dio origen al Prisionero de Chillon.
Este denostado/admirado personaje/autor- posiblemente solo su vida, por intensa, sea equiparable a su obra literaria- no viajaba solo por Suiza. El asturiano Gonzalo Suárez narró las peripecias del grupo por las orillas del lago Leman  al dirigir la película “Remando al viento.” Como es sabido, durante esa estancia suiza, sus acompañantes, brillantes y ocurrentes, crearon personajes - Mary  Shelley dio vida a Frankenstein y Polidori al Vampiro- que marcaron nuestra juventud, sobrecogiéndonos incluso de terror a veces. Aún recuerdo aquellos tenebrosos cuatro kilómetros de carretera negra y solitaria que separan Cangas de Limés recorridos en bicicleta, azuzado por el miedo, después de ver una película sobre estos personajes en el cine Toreno.
  Byron, como decía, escribió El Prisionero de Chillon basándose en la historia real de un personaje del siglo XVI que había permanecido allí preso cuando el castillo era prisión. Esta obra, como otras suyas, si no se dispone en papel, es fácil de localizar por Internet, pero no puedo resistir la tentación de reproducir, al menos, unos capítulos aquí.
I
Hay siete pilares góticos en los viejos y profundos calabozos de Chillon, siete columnas macizas y grisáceas, entre las cuales se filtra una macilenta luz, como un rayo de sol perdido que pasando a través de las rendijas y grietas, hubiera caído allí, palpitando en el húmedo suelo como un fuego fatuo en las aguas de un pantano. En cada pilar hay una anilla, y en cada anilla una cadena. Este hierro es algo que roe, pues en mis miembros ha dejado dentelladas que no se borrarán hasta que la luz de este mundo se apague para mí. Luz nueva la que ahora hiere mis ojos después de tantos años sin ver la salida del sol. ¿Cuántos años? He perdido la noción de su lento transcurso, desde el momento de la muerte de mi último hermano, junto a mí, cuando yo quedé vivo a su lado.
VI
Las aguas del lago Leman bañan los muros del Castillo de Chillon. Desde lo alto de las blancas almenas, la sonda se hunde a mil pies en las profundas ondas que rodean sus torres. De modo que la doble barrera de piedra y de agua hacía de nuestro calabozo una tumba en donde estábamos como enterrados vivos. La sombría mazmorra en donde yacíamos está más baja que el nivel del lago. Oíamos por encima de nosotros, de día y de noche el murmullo de las aguas contra las murallas y a veces en invierno, me alcanzó la espuma que, impulsada por el viento, pasaba por las rejas a través de este libre espacio. La roca temblaba y yo sentía este temblor sin temor, pues hubiera acogido sonriente la muerte que me habría libertado.
XIV
Los meses pasaron… o los años… o los días… No lo sé. Me era indiferente. Había perdido la esperanza de que mis ojos, una vez quitada la venda de las tinieblas, pudieran volver a ver la luz del día. Al fin unos hombres vinieron y me pusieron en libertad. No pregunté por qué, ni me preocupé por saber adonde iba a vivir. Me era igual estar o no, cargado de cadenas. Había acabado por sentirme indiferente en medio de mi desesperación. De modo que cuando vinieron a quitarme los grillos, me sentía como un ermitaño entre estos pesados muros y me pareció que al sacarme de allí, me arrancaban por segunda vez de mi hogar, de mi verdadera patria. Las arañas eran mis amigas; me gustaba observar su silencioso trabajo. Había también observado a los ratones que jugaban bajo los rayos de la luna. ¿Por qué hubiera debido sentir un menor apego al lugar que estos animales? Éramos todos habitantes de la misma morada, Y yo, su soberano, podía hacerlos morir. No obstante, cosa extraña, vivíamos en paz. Incluso mis cadenas acabaron por resultarme familiares. Lo cual demuestra que la costumbre acaba por hacernos lo que somos.
Fue suspirando como recobré la libertad”.
El autor de esta pintura, Gustave Courbet, tiene entre sus obras maestras la fascinante y controvertida “El origen del mundo”, que se puede visitar en el museo d’Orsay de París.

Ulpiano Rodríguez Calvo

lunes, 28 de enero de 2013

REUNIÓN GASTRONÓMICO - CULTURAL EN CANGAS


Este fin de semana pasado, estuve por Cangas ya que por estas fechas que coinciden con Santiso, acostumbramos celebrar en la Peña que los “gurininos” ya están aptos para su degustación. Para ello nos reunimos en el Caniecho unos cuantos amigos para dar alegría al cuerpo, según se puede ver en las fotografías, que no son de muy buena calidad ya que están echas con la cámara parlante. Como aqui no tenían ese Curriellos que está reservado para Mamen, tuvimos que conformarnos con un Rioja, eso sí de buena boca.


Como llegué pronto a Cangas tuve tiempo para “visitar” la fana de la calle Clarín, que tendrá ocupados durante bastante tiempo a los vecinos de los bloques afectados. No conocía el lugar exacto pero no me extraña el desaguisado que se produjo dado el desnivel y la inclinación del terreno. Nuestro topógrafo de cámara Benjamin habría descrito mucho mejor el relato, facilitanto datos técnicos de cotas y demás medidas topográficas..


Aproveché para ver a algunos amigos. Visitar el Santuario de Antón "Chicote", donde  unos cuantos participantes del Concurso de Canción Asturiana que se celebra entre este fin de semana y el próximo, competían amigablemente en el chigre acompañados por un gaiteru. Tuve tiempo a tomar un café con Maribel y Manolo y esperaba haber tomado el vermú con Mamen el domingo, pues la intención era comer en Cangas,  pero al comenzar a llover decidimos ir a comer a El Entrego con mi hermano.


A la vuelta pude comprobar la cantidad de basura acumulada por los efectos de las riada en la presa de Calabazos, ya casi llena. De ello queda constancia en documento gráfico, aunque la calidad también brilla por su ausencia. ¡Qué se le va a hacer! La próxima vez procuraré llevar la cámara de verdad.

domingo, 27 de enero de 2013

EL PECADO I

El título ya anuncia un tema serio. Los que disfrutan con mis artículos de humor tendrán que resignarse, no siempre me apetece el tema del humorístico y sí me encanta abordar temas serios y espinosos. Me voy a poner serio, muy serio.
Ante todo me siento obligado a pedir perdón a todos cuantos fueron discípulos míos. No fui lo suficientemente valiente para dar la cara cuando en aquella época os enseñaban una religión con la que yo, (y alguno más, Carmelo, Lastra) no estábamos de acuerdo. Me negué a confesar, porque sencillamente no consideraba pecado el 95% de las cosas que la gente cargaba estúpidamente sobre sus conciencias.
Es más, en el año 65 fuimos Carmelo y yo a hablar con Monseñor Tarancón, entonces Arzobispo de Oviedo, y le planteamos un tema que nos tenía quemados. ¿Cómo es posible calificar de pecado mortal por ejemplo la masturbación y requerir la confesión para ir a comulgar?  Tarancón nos atendió como amigos y nos dijo así de claro, que nunca debíamos negar la comunión, cómo no fuese por algo extraordinariamente pecaminoso y la masturbación no lo era. Ni tantos y tantos actos presuntamente pecados mortales. Faltar a misa un domingo, por ejemplo.
Vamos a ver, existe el derecho natural y el derecho positivo. El derecho natural como su nombre indica emana de nuestra propia naturaleza y rige nuestros actos de manera universal, coincide prácticamente con la conocida frase que dice “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”. No robes, no mates, no difames etc. Todos lo comprendemos. Solo los deficientes  mentales o los humanos que viven en condiciones de semi animalidad no perciben y distinguen el bien del mal. Su contravención conlleva un pecado en cualquier circunstancia, siempre  al margen de tiempo y lugar.
El derecho positivo son las normas reguladas por la autoridad humana: los gobiernos, la iglesia, los jueces etc. Estas ni son universales ni son perennes. Hoy te multan por circular a 150 y mañana regulan que puedes ir a esa misma velocidad. Un día era pecado comer una galleta después de las doce de la noche, la noche previa a la comunión y al poco tiempo se podía comer una fabada. Es decir lo que en un momento se califica de pecado deja de serlo. Eso no puede ser ni se puede admitir. Pero es más. De un acto legislativo humano o mejor gubernamental se puede implicar en un delito punible que nunca destroza al infractor, una multa, unos años de cárcel y resuelto. Pero en el caso del derecho positivo eclesiástico se consideraba que incluso podías ofender a un Dios y ser condenado a una eternidad. Esto es y era sencillamente monstruoso. Durante años y años los teólogos, los moralistas y al cabo, la iglesia cometía el enorme delito de apisonar las conciencias de los creyentes, amenazándolos con el fuego eterno por no asistir un domingo a una misa. Con una osadía inadmisible, inventaron un Dios cruel, vengativo y atroz y le adjudicaron a ese Dios unas valoraciones y juicios que eran producto de su paranoia. ¿De verdad creían en un Dios que sentenciara a un tormento eterno? ¿Era para ellos compatible un Dios misericordioso con un Dios vengativo?
Está cada día más claro que la teología deformó la religión.  Yo jamás me sentaría a discutir estas cosas con un libro de teología encima de la mesa. Sólo admito una autoridad: El evangelio.  El Jesús que nos dijo “En esto conocerán que sois mis discípulos, en que os amáis unos a los otros.
Recuerdo con horror aquella definición del pecado moral que decía “Aversio a Deo et conversio ad creaturas” o sea, animadversión hacia Dios y conversión a las criaturas. Es decir que el pecador deliberadamente reniega de Dios y se entrega a las criaturas, en las cosas de este mundo. Si tenéis conciencia de haber cometido un pecado de lo que os dijeron que, tal era mortal, decidme si aquel momento reflexionabais y conscientemente renegabais de Dios. Mirad, ocurre que para nosotros, los creyentes, la vida es un largo camino hacia Dios, hacia el cielo, ocurre que en ese largo camino nos sobreviene de vez en cuando, alguna flaqueza, alguna tentación. Pero poco importa. Nuestra meta es la cristiana por ella vivimos, esa es nuestra actitud vital. Las caídas son esporádicas. El pecado si existe en nuestras vidas es un leve traspié. Cabe distinguir entonces el pecado como acto y como actitud. Aquel no reniega de Dios y éste reniega de él. No es claro que el pecado es una intranscendente caída, un leve decaimiento en el camino.
Alguien que sabía más de este tema que los teólogos, San  Juan de la Cruz acuñó una frase a un tiempo consoladora y exacta: “Al caer de la tarde os examinarán en el amor”. En el amor y no en las misas que oísteis  o en las que dejasteis de oír o en las flaquezas de la carne. En el amor, en como ayudaste a los demás, en el bien que hiciste o dejaste de hacer, en la bondad que derramaste a tu alrededor. Al cabo esto es lo único que importa. Yo me atengo al evangelio, soy creyente. Poro me importan las elucubraciones teológicas que tratan de regir mi vida según un criterio que, al fin y al cabo, es tan humano que no vale para evaluar si voy por el camino recto o por el sentido contrario. Acto y actitud, esto es lo que importa y define una vida.
Espero que nadie me malinterprete. Hay pecados, claro que los hay, robar el jornal a un obrero, destruir a una persona por una calumnia, despreciar a los propios padres, poder hacer el bien y no hacerlo. En cuanto aquello de no codiciar los bienes ajenos… ¡Hombre! Hombre si tal codicia te lleva a trabajar más, a crear riqueza y puestos de trabajo…  ¡Pues bendita codicia! Y por lo que respecta a desear a la mujer del prójimo  pues… si la prójima está muy buena y te limitas a valorar lo que ves… es humano o un diabético ante el escaparate de una confitería no peca por desearlo, pecaría si echara el cristal abajo para atiborrarse de pasteles.
En fin de cualquier manera de la iglesia actual a la que vivimos nosotros hay un abismo. Ya quisieran otras instituciones afrontar una renovación de sí mismas como la que ha hecho la iglesia. Los sindicatos y los políticos son ahora peores que hace 70 años. Hasta la Guardia Civil ha empezado a deteriorarse…
Yo me siento orgulloso de ser católico, creyente, practicante y proclamar que pese a todo la satisfacción de mi vida es haber sido dominico.

Pepe Morán. Dominico-ex.

VIAJE A LA HISTORIA. PINTAIUS

 

Nuestro personaje de hoy tiene a bien, ser el primer asturiano reconocido en la historia y del que existe documentación. Se trata de Pintaius, para verle tendremos que acercarnos al siglo I de la era cristiana a la ciudad de Boon.
Pintaius, ¿ háblenos de sus orígenes?
Soy hijo de Podilicio, nacì a las orillas de un río llamado Huerna muy cerca de Pola de Lena en un lugar llamado Castello Intercatia. Donde residí hasta los veintitrés años.
¿Cómo es que se hizo soldado  romano?
Se formó, un regimiento, de soldados formados por Astures y me alisté mi destino fue la ciudad de Boon.
¿Fue un importante militar?
Perteneci como Signifer a la Cohor 5 Asturum.
¿Signifer?
Si, era un cargo importante, te correspondía llevar el estandarte, siete años, hasta mi muerte.
¿Murió Ud. Muy joven?
Si, en una batalla, de las muchas que libré, mi sucesor al morir encargó una lápida en la que estoy vestido de romano con el signum en su mano y una piel de oso sobre la cabeza y las patas cruzaban sobre el pecho.
Esta lapida la podemos visitar en la ciudad de Boon, nos despedimos del personaje hasta una próxima ocasión.

Miguel Ángel Vázquez

viernes, 25 de enero de 2013

El Candil

Le conocí hace unos ocho o diez años, cuando aún vivía en X, en una aldea alejada unos seis kilómetros de Lena. Fui con un pariente mío, encargado de los asuntos sociales del municipio. El Candil vivía en una cuadra pequeña. Resultaba que según me han contando era el único hijo legítimo de un paisano que dejó además cuatro hijos ilegítimos de diferente madre. El Candil por decirlo suavemente era el primero pero el más inocente de todos. De tal modo que al morir el padre de los otros, los otros ya se habían espabilado (notario, juzgado, registro) para que la fortuna que dejara el padre se repartiera entre ellos cuatro, excluyendo al Candil. Llevaron a una docena de testigos para conseguir su propósito. Candil heredó una cuadra de doce metros cuadrados y no es todo también heredó el río, el monte con todos sus moradores y frutos y un largo etcétera  de recursos naturales.
El panadero le regalaba una barra de pan al día que depositaba en una bolsa de plástico al borde del camino rural amparado por una tabla, los vecinos que pasaban por ahí siempre le dejaban algo, sobre todo arroz, azúcar y lentejas. De todo menos carne y pescado que todos sabían que se abastecía por su cuenta. Tenía un fuego encendido siempre, en el medio de la cabaña. A mí me anonadó semejante pobreza. Él, muy generoso quitó una piedra de la pared, metió la mano y extrajo treinta centímetros de chorizo, y nos invitó cabe el fuego, nosotros previamente habíamos adquirido una botella de vino. La bolsa con el pan y lo demás lo colgaba de las trébedes para evitar ratones.
Mi primo iba con el decidido propósito de sacarle de la cuadra y llevarle a la residencia de Pola. Él no quería ni hablar de ello, hasta tenía un pesebre mullido con abundantes hojas de maíz y dos mantas viejas para la noche.
Nos divertimos mucho con la narración de sus artimañas de alimañero. Rastreaba mejor que un perro de caza y no fallaba una pista como el famoso Derzu Upzala de Akira Kurosawa.
Quedamos en que al día siguiente volveríamos los dos y Tomás pues… ¿Quién no conoce a Tomasín en todo el concejo? Después de morir Elenita el benefactor oficial de Pola es mi amigo Tomás. Todo el que tenga un problema del orden que sea, cómo primera providencia acude a Tomás. Todo el mundo sabe que si Tomás solicita algo de alguien ese alguien no se atreve a negárselo. Porque todos sabemos que todo cuanto pida es para sacar de algún apuro a otra persona.
Así que fuimos los tres a buscar a Candil. Fuimos en un Jeep que llega hasta el pueblo. Nada más llegar ya Candil nos esperaba para ir a dar una vuelta por el Mufosu (un inmenso bosque que el Candil tenía por terreno propio para sus artes de alimañero). Insistió en que fuésemos por el camino forestal que se adentraba en el Mufosu pues tenía la intuición de que alguien había madrugado para robarle lo que hubiera en sus cepos, trampas o garduñas. Solo, salvo dos pichones torcaces que luego comimos con arroz a mediodía. El candil estaba furioso y no quería bajar con nosotros hasta no descubrir al ladrón. Comió y salió disparado para volver a montar todos sus artilugios para aves, mamíferos, truchas, etc…
Fuimos bien de madrugada y le acompañamos en silencio por toda la espesura del monte. De pronto se detuvo y en voz queda nos anunció que el ladrón era Chas el de las Llanas. Él sabía que la madreña derecha de Chas carecía del clavo del tacón trasero y las huellas del camino así lo delataban. Durante un buen rato nos escondimos en una cabaña abandonada, de seguro que el Chas pasaría por el camino próximo, más temprano que tarde. Ahí no tardamos de oír las madreñas del Chas. Salimos justo cuando pasaba a nuestra altura y le obligamos a dejar en el suelo todo lo que llevaba a cuestas. Le incautamos lo comestible y El Candil dejó claro que había invadido su terreno. El Mufosu era el cazadero del Candil, el Chas, tenía todo el terreno de la parte de Quirós y Manolín el de Armá tenía la parte norte hasta Riosa. Cada uno tenía que respetar su territorio, si no aquello sería la guerra. Mientras aclaraban sus cosas me dediqué a examinar el instrumental del oficio. Quedé sobrecogido con los cepos loberos, dos semicírculos llenos de triángulos agudos, puntas y clavos que al abrirse simulaban una siniestra dentadura, casi como la de un cocodrilo. Era difícil separar ambas mandíbulas encajadas por un muelle de fuerza brutal. Su manejo requería un cuidado exquisito, pues la fuerza del muelle era tal que si saltaba y le cogía a uno le dejaba manco. No hay animal que pueda librarse de semejante mordedura: ni el oso.
Dejamos marchar al Chas y ya todo resuelto el Candil accedió de mala gana pero accedió a bajar a vivir a la Residencia. No recogió sus pertenencias pues nada poseía. Bajó de madreñas, no sabía andar sin ellas. Algún guasón asegura que ya nació con ellas.
Como a un kilómetro de Pola nos cruzamos con un vehículo de la Guardia Civil, nos dijeron que iban a buscar a un tal “Chas de las Llanas” que parece que tenía sembrados de cepos y garduñas varios kilómetros a lo largo del monte. El Candil  iba atrás tapado con una manta y no llamó la atención.
Me cuentan que una vez limpio y aseado bajó a comer y probó la sopa y decidió amar a la monja hasta el final de sus días.
Duró solo un año. Feliz. Bueno a medias porque añoraba su cabaña, su fuego, sus alimañas y sus truchas.

Pepe Morán. Dominico-ex.

jueves, 24 de enero de 2013

FIN DE SEMANA EN ZERMATT ( 1 )


Vista del lago Leman y el Mont Blanc  desde un apartamento de Sécheron (Ginebra)

Entre los países llamados civilizados existen diversos grados o escalones. Uno de los indicadores más fiables del nivel de civismo alcanzado por cada uno de ellos es la eficacia, y el trato, de los empleados de servicios públicos hacia los ciudadanos.
 Los transportes en Ginebra, tomando billetes diarios, son muy caros. Ello impone, cuando se trata de una estancia un tanto prolongada, hacerse con un abono de transportes. Para conseguirlo basta acudir a una oficina de T.P.G. (siglas en francés de Transportes Públicos de Ginebra) con el D.N.I. o pasaporte. Allí un atento/a empleado/a, después de preguntar el domicilio en Ginebra (no es necesario justificarlo) hace una fotografía con la cámara incorporada a su ordenador y en tres minutos se está con un flamante carnet, gratuito, en el bolsillo para adquirir el cupón de transporte por el periodo y zona que se estime conveniente. De alcanzar o superar los sesenta y cinco años ese carnet otorgará el descuento, en transporte, correspondiente a jubilado suizo. Incluso si se regresa a esta ciudad uno o dos años después, y se ha olvidado ese carnet en el domicilio habitual, con acudir a la oficina TPG, donde preguntarán amablemente si es el mismo domicilio, entregarán en dos minutos (esta vez no es necesario repetir fotografía por tenerla informatizada) un nuevo y también gratuito carnet.

Con motivo del viaje que pretendo relatar acudimos a una oficina de los ferrocarriles suizos, y sacamos tres billetes ida y vuelta, precio 180 FS. cada uno, entre Ginebra y Zermatt, con la idea de comprar allí los billetes del tren de cremallera que sube hasta los 3135 m. del Gornergrat, cuyo precio, 80 FS. por billete de ida y vuelta, ya conocíamos. El día anterior a emprender el viaje, casualmente, nos enteramos de que había una oferta de billetes que incluía la extensión a Gornergrat por 182 FS. Acudimos de nuevo a la oficina para pedir el cambio de los que ya teníamos por los de la oferta. La señora que nos atendió disculpó al colega que nos había atendido días antes por no habernos informado de la oferta, e hizo el cambio de los billetes. Pagamos los 6 FS. de diferencia y nos ahorramos 234, cerca de 200 euros, bienvenidos para gastar en Zermatt.

Lamento este plomizo inicio. Pero no pude evitarlo recordando la “gentil” atención y “facilidades” recibidas en tantas ocasiones al acudir a una ventanilla de servicios públicos en España.

 Intentaré ir por donde pretendía.

Para quienes no vamos a esquiar o practicar otros deportes de invierno, aventurarse, casi a finales de octubre, a ir por las zonas más altas de Suiza es como tirar una moneda al aire. En lugar de pasar un agradable fin de semana caminando por la montaña, disfrutando de maravillosas vistas, se puede pasar encerrado en un hotel en medio de la ventisca.
En esta ocasión hubo suerte, los partes metereológicos anunciaban buen tiempo por el Valais, cantón donde se encuentra Zermatt, y el sol comenzaba a despuntar por el horizonte cuando nos subíamos al tren en la estación de Cornavin.
Por delante quedaban unas tres horas de tren hasta Visp donde se hace transbordo para llegar a Zermatt.
El viaje no resulta pesado por lo ameno y variado del recorrido. La salida de Ginebra se efectúa por la zona donde se ubican los gigantescos edificios de las numerosas organizaciones internacionales que tienen aquí sede, y bordea el Jardín Botánico antes de internarse por campos cultivados con esmero. Durante unos 100 Km. se lleva a la derecha el lago y los Alpes franceses, destacando, por altura y blancura, el imponente Mont Blanc, bien visible durante gran parte del primer tramo del recorrido. Los amantes del ciclismo podemos casi situar, en cumbres más próximas, al mítico Morzine, de cuando el ciclismo era mítico.
Tras altos y frondosos árboles se divisan grandes mansiones afincadas al borde del lago. Los propietarios disfrutan del maravilloso lugar y del trato fiscal otorgado por Suiza. Fortunas antiguas, como los Rothstchild, pero también modernas -el dueño de IKEA, Michel Schumacher, y tantos otros- tienen por esta zona su domicilio. También lo tuvo Fernando Alonso, en la orilla de enfrente, hasta su fichaje por Ferrari, cuando lo cambió al cantón del Ticino, más cerca de Maranello y similar trato fiscal; hace poco, me parece haber leído que ha trasladado a España su domicilio. Pero los propietarios lujosos que más abundan son árabes. Estos llegan a Ginebra, con preferencia en julio, como las golondrinas, cuando es la época, llegan a los pueblos de España. Comprobarán, supongo, el estado de sus cuentas, para después asaltar con sus petrodólares las más exclusivas joyerías y relojerías de la Rue du Rhône, mientras disfrutan de estas mansiones. Aunque, parece ser, según lo publicado en un periódico local, que algunos prefieren la estancia en hoteles. A tal fin, varios de superlujo, el President Wilson por ejemplo -situado en un  moderno edificio contiguo al Palais Wilson donde se constituyó la Sociedad de Naciones, germen de la actual ONU- dispone de una suite en el ático con generosas vistas al lago, varias habitaciones, amén de espaciosos salones (no se olvide que estos señores suelen viajar con su harén) por el módico precio de 70.000FS (unos 50.000 euros) por día. Mientras, otros andamos preocupados por la crisis.

¡Vaya!, casi no he salido de Ginebra y de nuevo estoy perdido. Continuaré con el viaje. Durante los primeros 60 Km el tren atraviesa pueblos tranquilos y cuidados, Coppet, Nyon, Prangins, Rolle, Morges… con agradables embarcaderos y majestuosos castillos. Desde la terraza panorámica del recién restaurado castillo de Nyon se divisa gran parte del lago y las ciudades balnearias francesas de la otra orilla, Thonon, Evian -famosa por sus embotelladoras de agua- y sobre todo la medieval Yvoire, muy bien conservada y con un muy visitado laberíntico jardín. En Nyon, como se sabe, tiene su sede la UEFA que rige desde allí el fútbol europeo.
Pasado Morges, con su magnífico castillo al borde del lago y sus fiestas estivales donde las embarcaciones lucen profusamente adornadas con guirnaldas de flores, se llega a Lausana.

El elegante barrio de Ouchy se extiende, frente al embarcadero, por una franja llana a la orilla del lago. Allí se levantan elegantes hoteles; en una suite del más lujoso se alojó durante muchos años el ilustre franquista reconvertido en demócrata y después presidente del C.O.I.,  Don Juan Antonio Samaranch. Muy cerca se encuentra la sede de este Comité Olímpico, rodeada de jardines artísticamente diseñados en terrazas, con cipreses y magnolios y valiosas esculturas que recrean un auténtico museo al aire libre de unión entre el arte y el deporte. El interior del edificio, construido semienterrado, alberga al Museo Olímpico, además de oficinas, centro de convenciones y la consabida tienda.
El resto de Lausana se asienta sobre una ladera quebrada. Destaca su catedral gótica, y la bella entrada con pinturas de la primera mitad del siglo XIII. Trepando por la pendiente -más cómodamente se puede hacer el trayecto en coche- se encuentra la Fondation de l’Hermitage, rodeada de praderas y espesos bosques con magníficas vistas sobre el lago y la ciudad, donde, además de importantes colecciones permanentes, se exhiben interesantes exposiciones. Disponiendo de tiempo, ganas de comer, y buena climatología se puede continuar subiendo para degustar buenas viandas en la agradable terraza del restaurante Le Chalet Suisse. Aunque los entendidos de morro fino y abultado bolsillo dicen que donde mejor se come por esta zona es en el cercano pueblo de Crissier.

Alguno se preguntará  por qué hablo de cosas que no puedo ver desde la ventanilla al  raudo paso del tren, y cierto es que, ahora, solo las atisbo, pero me traen el recuerdo de visitas anteriores a estos lugares.

El tren deja atrás Lausana internándose en la Corniche de Lavaux un espectacular y pendiente viñedo cultivado en estrechos bancales. En esta época del año, otoño, da la impresión de estar atravesando una larga y maravillosa cascada, dorada y rojiza, de vides precipitándose sobre el lago.
Sorprende, y no lo he dicho hasta ahora, que gran parte de la ladera izquierda en el sentido que ahora avanza el tren, desde Ginebra hasta Visp, cerca de 200 K, está cubierta de viñedos, cuidados como auténticos jardines, incluidos rosales (éstos, según los entendidos, además de proporcionar belleza, son los mejores detectores de las plagas de la vid). Suiza produce una elevada cantidad de vino, excelentes blancos y buenos tintos, pero con la premura del viaje no es cuestión de ponerse ahora a comentarlos.

Atravesamos Vevey, donde desde hace siglos celebran unas coloridas y famosas fiestas de la vendimia, además de tener radicada su sede la multinacional Nestlé, y, durante años vivió, huyendo del macarthismo, Charles Chaplin. Aquí murió, está enterrado, y su casa en la actualidad está convertida en museo.
No lejos el tren se detiene en Montreux, ciudad de nobles edificios, en la que tiene lugar un renombrado festival de jazz. De aquí parten trenes panorámicos que coronan grandiosas montañas, como el que lleva hasta Rochers de Naye donde se encuentra una nutrida colonia de marmotas, o el Golden Pass que, enlazando con el Glacier Express, permite atravesar Suiza por los más idílicos parajes. Sobre la orilla del lago se levanta una estatua de Fred Mercury: vivió en esta ciudad sus últimos años, y sus cenizas fueron depositadas, según dicen, en este lugar.
Al poco de salir de Montreux el tren atraviesa un pequeño túnel que lame los cimientos del Castillo de Chillon.
 Pero no voy a ser yo quién describa este castillo. Después de Lord Byron, nadie puede hacerlo mejor, así pues, aunque el tren siga su curso yo me tomo un descanso y doy la palabra a este fulgurante autor del romanticismo que escribió “El prisionero de Chillon” después de haber visitado el lugar.

Ulpiano Rodríguez Calvo

domingo, 20 de enero de 2013

XINEIRU XELA L’AUGUA NU PUCHEIRU


Muninus, ya outru amiente, ¿cúmu va tou oh? You toi aiquí nu escanu aputseirau  y’amurniau del tou. Tengu lus pías xelaus cumu si lus tuviera al tsau de lus calambrizus que tien el teitu l’horreu. Miánicas hai nueites que nun m’entran en calore hasta pu la mañena cuandu  risca’l día. Cunteitse-lu a la Rulindes ya dixu-me la cundenada detsa que esu yera purque  voi viechu ya que la sangre ya nun tien rixu nenguno.  You sei que lu diz cun ritranca la demoniu detsa, purque esta rapazaca ía una tsangurdia ya tien muita picardia, peru tien razón abondo. Falu-tse  you a minudu, cuando me diz esu, que si me deixara arrimatse-lus a lus detsa , siguru que me calentaban escapau. Peru etsa riise, ya dime quel rumediu ta en  puné-tses calcetus de tsana a lus  pias, anantias de mité-se nu camastru a durmire; u tsevar pa la cama la bolsa l'augua calente. Tamién me dixu que agora faen unus cacharrus que tses chaman “mariditus”, que solu cun tiné-lus enchufaus a la curriente cincu menutus ponen-se al roxu vivu ya mantienense  calientes casi toda la nueite. Tindrei que echar unu, onde Legazpi u Casa el Médicu, cuandu baxe cun tiempu  a la Vitsa.

Nestus días cumu ta chuviendu tantu nun faigu nada fora nus praus. Apenas salgu de la corte ya del parreiru. Menus mal que a cada poucu subu pa la cucina ya metu lus pías nu fornu un ratucu ya poninse-me calentinus muitu bien, peru al ratadín ya tan outra vez cumu si lus tuviera mitius dientru duna petsa nieve. Ya esu que pongu carpinus. La nuesa casa ía muitu fría ya hai muita humedá, purque pasa el rigueiru pul mediu del curral ya cumu baixa tanta augua, que nun tse cueche al tubo pur dientru, va toda pur fora. Ta aquetsu nun mar d’augua ya  tsenu de tsueza. Pa chapinar pul curral dun tsau pa loutru tengu que puner las kachuskas de goma purque las madreñas tápamelas l’augua yal tsamazu.

Na mia casa tuvía anda arrrastru el turrón pul caxón de la mesa la cucina. Lus subrinacus nun lu quieren,  ya nos tamus fartus del. Ya diz mia mai que pal anu que vien nun va cumprar nenguno. Al fenal, este que queda, fairemus-lu faraguchas pa las pitas. You gusta-me abondu, peru si comu muitu  espués  tengu ardor d’estógamo. Agora  gustar, gusta-me muitu; subre tou, el d’almendra yal blandu. Tamién tses cincu bien el canil a las piladichas, a las uvas pasas ya lus figus pasus. Mia mai diz que soi un tsambiunzón.

El outru día, el xueves 17 de xineiru, foi San Antón. Ya nos celebramos-lu muitu aiquí nu pueblu, purque tous lus anus  bien Don Severino, el cura, a decí-nus misa aiquí na capilla nuesa, la de San Antón ya San Roque que ta ricién teitada, ya de pasu  bendeci-nus las cortes ya lus anemales. You este anu tsevei-tse a la prucesión  una gurinina piquena que tengu muitu guapa. Criou-la mia mai a la manu, que ía muitu facindiega cuna mamona, purque la gocha anuxou-la na más parí-la. La probe nun murriu de milagru. De toda la camada esta gurinina yera la más ruinina ya la única que saliu peza, peru agora ta alietsa ya gurdina que da gustu amerar pa etsa. Pega unus trotes pu la corte, ya da unus curcobus dacó p’acutsó pul curral cumu si fora una corza. Nun ía d’estrañar purque tsapa tous lus días una canada de tseite recién mucida, cumu pa nun medrar. L’outru día subiu pu las escaleras itrás mía pa la cucina ya tou, peru mía mai sacou-nus a lus dous pa fora cunu bascachu a xamascazu tsimpiu. Dixu etsa: lu que faltaba pur agüechar nesta puta casa, que tamién subieran lus gochus de la corte pa la cucina. Non, cuntigu ya cunu pudricu de tou pai ya tengu de sobra munín. You catsei la bouca, peru cuandu etsa te nu mulín, vuelvu a subí-la. Esta gurinina cuandu tien fame vei trás mía cumu si fora una perrina. Voi chamá-tse Clutilde. Paré-me que ya m’entiende ya tou, cuandu la tsamu. Lu pior ía que voi tiner que datse-la a Rulindes purque ta engulismada la rapazaca cun etsa, que dios nus tsibre. Cueche-la nu rigazu ya datse beisus, hasta nu fucicu ya esu que tienlu tou muchau ya chenu de babachas, peru a etsa datse lu mesmu. Las mucheres son el demoniu, cumu se tses meta algu na testa nun hai quien tses cuntradiga. Si nun hai outru rumediu tindrei que datse-la, purque etsa fai-me a mi muitus favores ya saca-me de pelancus muitas veces.

Falandu de tou un poucu:   Diz el refrán que pur San Antón  un horón, ya ía virdá; nota-se muitu la tsuz pu las tardes ya veisi que tan medrandu lus días poucu a poucu. Dientru de poucas  simanas tamus ya nel Antroiru ya toca-nus esbichar la cabezada ya lus uñus del gochu. Lus nuesus tan ya curaus del fumu la tsariega ya sequinus de la xelada, cumu pa echá-lus al pote cunas patacas ya las  berzas mañena mesmu.

“Jesusín”, el pelgar

jueves, 17 de enero de 2013

Dos monjas.


El monasterio, fue allá por el Siglo XIV, estaba en una montaña a unos 1700 metros y pico de altura. El monasterio estaba dedicado a Santa Ceferina, como podéis imaginaros la vida en aquel monasterio era prácticamente imposible durante la temporada invernal.
Así que las monjas tenían en la base de la montaña otro convento más chiquito al que llamaban la “Casa baja”. Y efectivamente bajaban hacía noviembre y luego subían hacía mayo, para atender a los numerosos peregrinos que iban a visitar a Santa  Ceferina.
En la casa baja tenían una huerta grande que las proveía de los alimentos que necesitaban. Y vivían felices. Hasta que, un día surgió el típico pleito agrario. Un señor río arriba les desviaba el agua que necesitaban para regar su huerta. El pleito era imprescindible, se decidió que dos monjas fueran a la villa más próxima donde había un regidor, para solicitar justicia, la villa estaba como a 15 km a pie, a través de un tupido bosque de pinos, robles y encinas. A más de un precioso trozo de abedules blancos.
Cuando les faltaban unos dos kilómetros para llegar al convento de regreso Sor Benita advirtió a Sor Lógica que atrás, en la lejanía venía un hombre con toda la pinta de querer darles alcance.
-        - Sor Benita: Yo creo que ese hombre nos persigue a nosotras. Mala pinta.
-        - Sor Lógica: Lógico, esto está lleno de bandoleros.
-        - S. B: me temo que nos alcance.
-        - S. L: Lógico, un hombre corre más que una monja.
-        - S. B: Pues una de las dos será la víctima.
-         - S. L: Lógico, así que a no ser que nos separemos y una de las dos se salva.
-         - S. B: Oye, pues hay cerca el camino Split, y una se puede ir por la derecha y la otra por la izquierda, ya que los dos caminos conducen igualmente al convento.
-         - S. L: Lógico, y a ver quien llega antes al convento para pedir ayuda.
-         - S. B: Mira, ahí está la bifurcación, yo voy a la derecha y tú a la izquierda. La distancia al monasterio es la misma. Unos dos kilómetros, la que llegue antes que dé el aviso.
-          - S. L: Lógico, a ver si así nos libramos las dos.
-         -  S. B: Oye que el hombre ya está más cerca.
-          - S. L: Lógico, es un lobo hambriento de mujeres.
La primera en llegar al convento fue Sor Benita, se dio la voz de alarma y salieron todas las monjas con palos y antorchas y dos criados que tenían para cultivar la huerta y varios perros que ladraban furiosos  todos llegaban gritando, ladrando, haciendo ruido por el camino de Sor Lógica, cuando a un kilómetro y pico la vieron venir corriendo despavorida.  Doscientos metros detrás venía el bandido, que ante tanto alboroto huyó por un lateral del bosque hacía dentro. Así se salvó Sor Lógica.
La madre superiora quiso enterarse de cómo habían transcurrido las cosas.
-          - Superiora: Y ¿Cómo ocurrió?
-          - Sor Lógica: Pues lo lógico, que el hombre me alcanzó. Y… pues lo lógico, forcejeamos un rato.
-         - Sup: Y…
-         - S. L: Venció el.
-         - Superiora y demás monjas muertas de curiosidad: ¿Y qué?
-         - S. L: Pues lo lógico, que él empezó a bajarse los calzones hasta los tobillos.
-         - Sup. y monjas: ¿Y tú?
-         - S. L: Pues lo lógico, empecé a arremangarme el hábito hasta la cintura.
-         - Todas: ¿¿¿¡¡ Y LUEGO???!!!!
-        - S. L: Pues ocurrió lo lógico, que un hombre con los pantalones en los tobillos corre menos que una monja con el hábito en la cintura. De modo que por esta vez tuve buena suerte.

PS: El próximo artículo será sobre un tema no apto para menores o, al menos para menores mentales. Tengo que aclararos alguna cosa que en mis tiempos con vosotros no tuve valor para dejar en claro. No hubo cómo alguien insinúa la palabra “trola” era simplemente, que en cada momento se puede decir, lo que se puede decir y a veces, cobardemente se calla lo que se debe decir. Lo siento por los que se escandalizan fácilmente.

Pepe Morán. Dominico – ex.

Nota del editor. Me dice el autor del artículo que apostille lo siguiente:  Un buen día sus alumnos le llevaron a clase un folio escrito en inglés  para que se lo tradujese al español, cosa que él hizo  muy gustosamente y de ahí salió el pie para este artículo: “Dos monjas”. Pero se dio el caso que el profesor Pepe iba traduciendo sin problema alguno, pero cuando se topó con el verbo split, no tuvo otro remedio que solicitar la disculpa de los alumnos y pedir la  ayuda de un diccionario, pues ignoraba por completo su significado. Una vez consultado el  Collins, entre las varias acepciones que éste ofrecía, no había duda que tratándose de un camino, la que le venía como anillo al dedo era : bifurcado. Seguro que nunca más  se le olvidará.

miércoles, 16 de enero de 2013

EL FRAILE MISTERIOSO

En esta ocasión nuestro dominico misterioso nace un 31 de julio de 1.905, hijo de Francisco Pérez López y de Carlota Muñiz Llorian. Sus primeros estudios fueron realizados en su localidad natal. Posteriormente ingresó en Corias, donde estudió Humanidades. En 1928 se ordenó sacerdote. Estudió Teología y Filosofía en Salamanca. Siendo posteriormente profesor de estas materias en Corias, Salamanca y Roma. De regreso a España fue detenido y puesto en libertad en 1.939, en 1.946 viaja a Roma como profesor de doctrina dogmática, dedicando toda su vida a la enseñanza. Colaboró en distintas revistas y publicó varios libros. En 1.959 regresó España, ya enfermo, falleció en Madrid el 26 de marzo de 1.960.

¿DE QUÉ DOMINICO HABLAMOS?

Miguel Ángel Vázquez

domingo, 13 de enero de 2013

CANGUELO A LA ESCRITURA


Continuando con el tema de las asignaturas pendientes que, según Pepe Morán, aún arrastramos  la mayoría de los que estudiamos allá por los años sesenta del siglo pasado, como son el  miedo a escribir y a  hablar en público, parece que fueron  unas imperfecciones  muy comunes entre la gente de nuestra quinta. Y yo creo que lo mismo daba que los enseñantes fueran religiosos, que  seglares. La culpa supongo que sería compartida. Por un lado el sistema educativo de entonces que daba  por hecho que estas aptitudes se le suponían innatas al alumno y por lo tanto no era necesario hacer  hincapié para despertárselas; y por el otro lado  los profesores, que no advertían esta insuficiencia en los alumnos. De todos modos, aún se está a tiempo de subsanar esta “peguilla”. Solo es ponerse.

La juventud actual, ese pánico a escribir como tenemos nosotros, da la impresión  que no lo tiene, dado que su principal y continuo medio de comunicación, entre ellos, son los mensajes de texto proporcionados por sus  inseparables y sofisticados  “smartphones”. Ahora bien,  me da la impresión, por los que yo veo, que para confeccionar estos mensajes no hace falta estrujarse mucho la cabeza, pues en general estos textos suelen ser  frases puramente lacónicas donde  la mayoría de las sílabas han sido sustituidas por símbolos, tanto  alfabéticos como  numéricos, e incluso algebraicos. La forma de escribir da igual que sea correcta u horrorosa. El caso es la brevedad y que el interlocutor los interprete. Y tendrán razón. No digo que no. Ahora bien, lo que es escribir una serie de folios  expresando algo coherente y con sentido, me parece que, salvo las excepciones de rigor, como las que también había en nuestro tiempo, el resto siguen teniendo las mismas carencias, o mayores,  que nosotros.

Ahora lo que “mola” entre la juventud y entre algunos que ya no son  tan jóvenes, son las consignas, sí sí, las consignas o palabras de ciertas tribus: “qué fuerte”, “nos vemos”, “para nada”, “chao”, "vale"…etc.  "Vale" la esculpamos porque con esta palabra termina El Quijote, utilizando su significado en latín de adiós. Es decir: Las palabras que se ponen de moda.  Hasta no hace mucho, la mayoría de los quinceañeros para contestar a cualquier  pregunta que se les hiciese no sabían responder otra frase que no fuera: “para nada”; daba igual que tuviera sentido  o no. Afortunadamente, esa frase parece que  ya está fuera de combate. En general, la mayoría de estas consignas de modernidad suelen ser efímeras del todo. Menos mal. La más puntera de estos momentos, si quieres ser moderno, es: cuando te dicen adiós, contestar “chao”. El caso es que, en todo el territorio nacional, excepto en las mal llamadas comunidades históricas, a la hora de despedirse siempre se ha dicho “adiós, hasta luego”; pues bien, ahora si quieres ser moderno y demostrar que estás  en la onda, cuando te despide alguien debes contestar: ”chao”; adiós, no vale. Eso es una contestación de carcamales. Y no pienses que te lo dicen porque tu interlocutor es italiano o argentino, no,  no. Puede ser de Los Santos de Maimona o de Rodrigatos de la Obispalía;  da lo mismo. A mí lo que más me sorprende de estos esnobismos es la capacidad de algunas personas, ya con un montón de años encima, qué bien se acoplan a la jerga de los jóvenes. A mí, si digo la verdad,  me parecen ridículas estas modas;  pero lo mismo piensan los que las practican,  que hablando como lo hacen los adolescentes, se pueden volver como ellos. Igual.

A propósito de las palabras o frases hechas, pero no de moda, sino  todo lo contrario. Voy a decir una cosa. Llevo años escuchando a muchas personas, y algunas bien instruidas, que responden inadecuadamente cuando alguien les dice: Bienvenidos, porque no saben el verdadero sentido de la frase. Este dicho se utiliza como fórmula de cortesía cuando alguien llega a una ciudad o a una  casa por primera vez y se le dice: Bienvenido fulanito o fulanita. La mayoría responden: muchas gracias. Y está bien dicho. Pero lo más correcto sería, además de dar las gracias, añadir: Bien hallado, si te lo dice un hombre y bien hallada, si es una mujer. Pero aquí viene el intríngulis de la cuestión, que la mayoría no lo diferencian. El bienvenido eres tú y el bien hallado o hallada es la persona que te lo dice, no tú mismo. Todavía estos días he visto y oído en TV cómo una presentadora le dice a un joven: ”fulanito,  Bienvenido”, y este pollo le responde: Bien hallado. ¡No señor!;  es Bien hallada. El Bien hallado no eres tú, sino la persona que tienes en frente, que te ha dicho Bienvenido y tú  le respondes que la encuentras bien. Yo siempre tuve muy clara esta fórmula de cortesía porque me la inculcó y  explicó muy bien mi madre siendo niño, pero observo que hay muchísimos, de mi edad y mayores, que aún  no lo tienen nada claro. Por si hubiera algún lector del Blog que todavía tuviera dudas (cosa rara) sobre ella, ésto, es lo que dice fundéu BBVA al respecto:

 “Bien hallado” 
Dependiendo de a quién se dirija la persona que pronuncie esta expresión, se escribirá en masculino o femenino.
Si un hombre saluda a una mujer con la expresión «Bienvenida», esta le tiene que responder: «Bien hallado», en masculino pues la mujer se está dirigiendo a un hombre.
Si la persona que le da la bienvenida fuera otra mujer, lo adecuado sería usar el femenino: «Bien hallada». Si fuesen varias mujeres, también el femenino, esta vez en plural: «Bien halladas». Y si fueran varios hombres o una mezcla de hombres y mujeres, el masculino plural: «Bien hallados».
Y si una mujer le dice a un hombre: «Bienvenido» este tendría que contestar: «Bien hallada» ya que el hombre se dirige a una mujer.

Por hoy nada más,  “chao”, bambinos.

B. G. G. bloguero "Prior"

sábado, 12 de enero de 2013

LAS DIEZ Y VEINTE




En este peculiar relato (que lo es y no lo es), el autor practica el minoritario y saludable deporte mental de reirse de sí mismo.

          Fue publicado en el libro "ANTOLOGÍA, 2010 (Taller de la Poesía y del Relato)" un año después por la Editora Regional, AEEX (Asociación de Escritores Extremeños) y AUPEX (Asociación de Universidades Populares de Extremadura) conjuntamente.

          De él el autor ha hecho tres versiones. La que aparece publicada (que la escribió a prisa y corriendo en contra de su habitual  hacer, pues se la demandaban), otra con correcciones y modificaciones que llegó tarde a la imprenta y no pudo ser recogida, y una tercera, con pinceladas eróticas, que forma parte de otro proyecto editorial. 
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                                                          Autor: jrFRANCOS

       Era un tipo delgado. Alto. Con sombrero y coleta. Sus numerosos hijos nunca le habían visto los ojos, pues pareciera que naciese con gafas de sol. Siempre las tuvo ahí, como una máscara que ocultase su a veces doble vida. Se llamaba Francisco, después venía un apellido vulgar (un López, un Rodríguez, un Fernández…, no sé), un apellido de esos que abundan tanto que no tienen escudo heráldico porque los canteros no daban abasto a tallarlos, tal era la demanda… Y de segundo, ahí, sí, ahí nuestro personaje sacaba pecho porque siendo estudiante en Madrid, cogió  una vez la guía telefónica y comprobó que entre los casi dos millones de nombres que venían en aquel mamotreto, sólo ocho llevaban el suyo. Bueno, bien,  vale, ¿y qué apellido es ese? Pues nuestro tipo delgado, alto, con sombrero y coleta, y gafas de sol a todas horas se llama, al completo, Francisco (López, Rodríguez, Fernández…, no sé) Francés, de este último sí que estoy seguro, pues me contó que procedía de la Francia medieval,  quienes en su peregrinar a Santiago algunos se habían establecido en su lugar de nacencia. Ocurre, sin embargo, que atraído por unas carretas… ¿Unas carretas?... No me interrumpas, hombre, por  favor, ¿es que nunca has oído eso de que “pueden más dos tetas que dos carretas”. Ah, ya, comprendo. Pues decía, que atraído por una mujer se vino al Sur, donde sus gentes,  sedientas de letras, por años de incultura, y faltos de dicción -comiéndose las finales consonánticas-, le  llamaban Francé, no faltando nostálgicos que en cuanto oían el “franc…” de Francés  entendían Franco,   Caudillo, lo que le irritaba. Por eso él, cuando le peguntaban por su nombre,  decía siempre: FRANCISCO ( en voz alta), bajando acto seguido el tono para pronunciar, como avergonzado, el López,  el Rodríguez o el Fernández…, no sé, para levantarlo de nuevo y rematar con el motivo de su orgullo:  FRANCÉS,  añadiendo esta coletilla: “terminado en ese, ¿eh?”.
      Para continuar con la presentación de nuestro protagonista, diremos que era un bohemio  venido a menos por la llamada de la burguesía, lo que intentaba compensar en ocasiones con gestos  antisistema. Ecologista convencido pero sin cogérsela con papel de fumar. Tenía algo de aventurero y pequeñas aventuras corría en su caminar por el filo de la navaja, abrazando en ocasiones el pecado y la canalla  “para ahuyentar los ´coruchxos´ de la vida”, según confesó en cierta ocasión a un amigo para que no le entendiese; más claro estuvo cuando para justificar un lío en que se metió, fruto de  su modo de vida,  tiró de filosofía sanchoniana: “quien no apuesta un huevo, no tendrá un pollo”. Se le veían destellos de artista con la cámara cuando estaba inspirado y desprendía un halo de intelectualidad que cultivaba por temporadas -tanto es así que llevaba treinta años escribiendo un libro, y solo quería escribir ése para ser como Margaret Mitchel, en la historia con “Lo que el viento se llevó”, su única obra-,  lo que sorprendía  en un personaje un tanto primitivo por eso de haberse criado en el campo, hecho, sin embargo, que no era óbice para escucharle a veces  interesantes reflexiones. Un poco presumido, pelín chulo (rayano en el encantado de conocerse a sí mismo), quijote y con muy poca cintura cuando le herían en su fibra, contra lo que  se revolvía con refinadas venganzas  de estilete acerado y frialdad glaciar -semanas o meses después “para coger con la guardia baja al imbécil”, decía- fruto de una mente compleja y muy imaginativa. Era, también,  persona poco práctica, como buen Piscis que era, lo que   viene   a   corroborarlo   el   hecho   de   que “fardaba” de haber conquistado a diez mujeres   (990 menos  que Julio Iglesias), modesta   fanfarronería   -comparada   con    la  del  cantante-  que  casi   puede   creerse,   pues   tenía   algo  de encantador de serpientes, pero sólo se  había acostado con dos (un 20% de efectividad, en términos de rendimiento); dos quienes dijeron de él, la una, que a veces era un buen amante, la otra, que a veces fallaba como una escopeta vieja. “Es que yo soy como  El Faraón de Camas”, se despachaba (en referencia a Curro Romero que lo mismo salía una tarde a hombros por la puerta grande, que bajo una lluvia de almohadillas). Persona poco práctica, dijimos, y algo fantasiosa, lo que no aceptaba, tanto que el único gesto agresivo conocido lo tuvo con su psiquiatra, con quien mantenía muy buen rollo, precisamente por decirle eso. “No te ofendas, Paco, pero me recuerdas a Antoñita La Fantástica”. ¡Que no me ofenda…! ¡Plas!, y galeno y sillón por los suelos…  Porque afirmaba que él lo que pensaba lo terminaba haciendo en todo o en parte, en el acto o al cabo de los años (en absoluto se sentía un fracasado: era un optimista crónico, de ahí tal vez su energía y su edad indefinida) y para acallar bocas tiraba de historial: “Quise ser torero y he toreado en cuatro ocasiones, poniendo una vez la plaza en pie.  Me siento torero, con toro o sin él” y a fe que algo de empaque tenía; “quise ser boxeador y entrené junto al campeón mundial José Legrá, participé en un torneo amateur a nivel nacional y lo gané: soy, pues, un medalla de oro; me gustaban los rallys, organicé carreras, participé en ellas y luego publiqué sus crónicas  en la revista Automovilismo; fundé y dirigí una revista semestral durante tres años (3.500 ejemplares la tirada) y a cada número que sacaba el alcalde se tomaba los valium  de dos en dos; expongo, me pagan por exponer y los medios de comunicación hablan de mí. …Mmmm…, qué más...  Acaricio desde hace años la idea de fundar una editorial para libros selectos, encuadernados con primor, que se regalarán, y verás cómo lo consigo. No me jodas, Alberto”, que así se llamaba el psiquiatra, y dicho esto, ¡zas!, lo del tortazo (de lo que  mucho se arrepintió; ahí no estuvo a la altura del estilete acerado y sibilino  que caracterizaba sus contras).
      Socio de causas perdidas múltiples, como de Juventudes Musicales,  cuyo último concierto congregó tan sólo  a treinta personas, las de siempre, de una Sociedad Protectora de Animales con cuarenta y pico socios, donde únicamente el pico eran socios activos… o, para no cansar, de un Taller Literario cuyos asistentes se contaban con los dedos de las manos.  Como tenía un cierto  marchamo de  indisciplina y rebeldía -fruto de un padre severo y del  convento de frailes donde había estudiado, en el cual algunos metían mano pederasta y casi todos soltaban hostias como abejas una colmena- acudía sólo de vez en cuando. Y, oh, fatalidad,  en una de las contadas ocasiones que asiste, el profesor, un poeta a quien admiraba no por su poesía, que él nunca leía poesía (decía haberse quedado anclado en su paisano Campoamor y su famosa dolora “En este mundo traidor/nada es verdad ni mentira…”), sino porque habiendo nacido en un pueblo donde dicen que sus habitantes son muy negociantes  y viviendo en otro donde los envidiosos dicen que sólo hay agricultores, comerciantes y bodegueros, y trabajando en una fábrica, va el tío y sale poeta. Eso sí que tenía mérito. Pues el poeta, que impartía el curso, a quien a partir de aquel día dejó de admirar… ¿Y por qué? Pues porque nuestro protagonista, que tenía una edad indefinida, no lo dijimos antes, pero a quien siempre le echaban menos de los 65 que decía tener… ¿Y por qué se echaba años cuando todo el mundo hace lo contrario? Pues por eso precisamente, porque decía que en esta vida hay tener  sello propio, ser distinto en algo o al menos el primero en alguna cosa, lo que le  llevaba, entre    otras singularidades, a viajar siempre a bordo de un “mini” pintado de blanco en su mitad izquierda y de negro la derecha  o de una Jawa CZ checa del 66, que le daban un toque de distinción. “Son mi segunda  y tercera joya de la corona”, se jactaba. ¡Segunda y tercera…! Entonces, la primera ¿cuál es? “La primera soy yo”, contestaba  sin  inmutarse.  …Vaya,  ya  me  he perdido, tú  y  tus  interrupciones… Ah, ya, ya he recobrado el hilo: Pues, como decía, dejó de admirar al poeta porque  se llevó una desagradable sorpresa cuando leyendo la solapa del último libro suyo  descubrió que tenía 64 años.  ¡Sesenta y cuatro  tacos, y parecía un dandy de cincuenta y no muchos! Eso le hirió en su vanidad y empezó a preguntarse: ¿Qué comerá? ¿Qué beberá? ¿Y cómo hará el amor? Preguntas claves para una vida saludable que él no había encontrado en el  libro  “¿Cómo llegar a los 105 años en forma”, escrito por dos americanos. Y también le hirió, y aquí encaja lo de “oh, fatalidad”, qué digo hirió, le jod… y lo que sigue, que les mandase deberes. Nada menos que escribir un recuerdo de su vida. Él, que en su juventud quiso ser escritor y nada menos que de “bet-sellers”, lo que con el tiempo cambió por la fotoliteratura (una fusión entre fotografía y literatura, decía), y que  no sentía miedo escénico ante un  folio en blanco, y pese a  que publicaba cuanto escribía -cuando tenía ganas de escribir- en publicaciones locales y comarcales, pero que últimamente no  firmaba nada por la sencilla razón de que su voluntad iba queda y  la mente estaba espesa   para literaturas, ahora había que ponerse  a hacer los deberes del poeta. “¡Me cago en la poesía y en los poetas!”, masculló. “¡Manda caireles!...”, se contuvo, porque lo que le apetecía era soltar una sonora ´”trillada”  (el “mandagüevos”  de Federico Trillo  en el Congreso, micrófono traicionero abierto).
       Era viernes, noche. Miró el reloj. Faltaban 55 minutos para las 10 y 20. Abrió el  ordenador y empezó a teclear, al tiempo que se dijo: “Hasta donde llegue, llegué”.
       Mi memoria, que como las películas que han sido proyectadas muchas veces está un poco desgastada, no recuerda esto que os voy a contar pero por la sencilla razón que cuando sucedió yo era sólo el inicio de un proyecto de vida. Lo que voy a contaros me lo han contado; es, pues, la memoria de la memoria. Por seguir con el cine, antes aludido, esto podría decirse que es el cine dentro del cine.
      Resulta que nací, me dijeron, un 15 de marzo en una aldea perdida de Asturias, entroncando así con el título de una celebrada novela de Armando Palacio Valdés titulada precisamente  “La aldea perdida”. Perdida y carente de todo, pues por no tener no tenía ni nombre; le decían, simplemente, El Pueblo.  De habitantes, para qué hablar: eran sólo doce, la mitad ancianos desdentados y cojitrancos, de modo que cuando se moría alguno el índice de mortalidad era del  8,33%, el triple que el de España; lo mismo pasaba cuando una mujer bien paría: la natalidad subía un 8,33%, tres veces más que en el resto de España.
     Decía que El Pueblo era remoto y estaba como perdido  porque se hallaba entre montañas, a media hora de la carretera y a hora y media de la villa donde estaba en Ayuntamiento. No es de extrañar que algunos, en su pasotismo impuesto a punta de aislamiento, creyesen aún que Alfonso XIII era el mandamás de España,  haciendo así un fundido en negro sobre Primo de Rivera, Azaña y el Generalísimo de “unagrandeylibre” a quien adeptos y arribistas llamaban igualmente el Caudillo. También que estaba huérfano de todo, pues además de  no  tener  nombre  propio   sólo   había   un aparato de radio en Casa del Viejo, que nadie más  que  él  escuchaba  pues  decían  que  tenía una enfermedad contagiosa y se le rehuía, una  bicicleta  propiedad  de  mi  padre  y… y nada más; bueno había muchos medios para desplazarse, eso sí, medios que montaban en sus cuatro apoyos cubiertas Michelín en forma de herradura que hacía Emilio el Ferreiro. O sea, mulos y caballos, nada de automoción. Tal vez por todo eso mi fecha de nacimiento oficial es el 5 de abril, que es cuando no sé si mi padre o un vecino necesitó algo que aquella economía autárquica no podía generar (tal vez un saco de azúcar, que eran de 50 kilos, un pellejo de vino, que era de 50 litros: en el Pueblo las cosas se compraban a lo grande, para no tener que ir a la villa más que dos o tres veces al año) y después de la compra se acercó a Juzgado a inscribirme; así, pues, mi fecha de nacimiento en el DNI es el 5 de abril, o sea, 20 días después de haber nacido. Más aún, para que os asombréis de mi singularidad: cuando ya tenía fijada fecha de boda tuve que aplazarla, no porque tuviese dudas de si quería casarme con la mujer que me quería casar, ¡no!, si estaba deseando llevármela al huerto por un tiempo (entonces no existía  barra libre en esto del sexo, como ahora), tiempo del que aún hoy me maravillo, pues  siendo como soy una persona a quien le gusta la novedad y el cambio (fijaros hasta donde que cambié, porque despedí al jefe, seis veces de trabajo: peón de albañil, minero, obrero de una fábrica, ladronzuelo de chatarra, oficinista y jardinero de una viuda rica), se ha alargado por espacio de 40 años, seis hijos, un piso, un chozo aristocrático en el campo, cinco coches, una moto, trece pares de zapatos,  dos “idas a por tabaco” de siete y once días,  no sé cuántas infidelidades de pura fantasía, cuatrocientas ochenta “idas de putas” a razón matemática de una por mes con puntualidad británica y fervor cristiano de quien va todos los domingos a misa  (pero esas no son infidelidades, ¿eh?), casi docena y media de viagras, ciento cuarenta y siete onanismos, tres borracheras y seis abrazos con beso incluido del banquero Emilio Botín que restallaron en el aire con eco de sanguijuela: préstamo CONCEDIDO, IDO, ido,ido,… Bien, concreta, ¿por qué has tenido que aplazar la fecha de la boda? Pues sencillamente porque en el Juzgado figuraba como hijo de  Rosa, ¡mi abuela! Menudo papeleo hasta que se  demostró que no era hijo de Rosa, porque Rosa era mi abuela, que de quien era hijo es de María, que me había parido no sin esfuerzo, pues di cuatro kilos en romana de pesar patatas al nacer en casa,  con la asistencia de una vecina entendida. Cuatro kilos  que Queipón, un tratante de ganados que pasaba por allí, tradujo en literatura con su peculiar bable: “Ye un nenu cujunudu”.
   Nuestro personaje miró el reloj. Eran las 10 y 19 minutos. Hasta aquí hemos llegado, se dijo.   Apagó el “invento del maligno” como él llamaba al ordenador, en frase tomada de un crítico de televisión y encendió la misma. Buscó “TeleIbarra”, como le decía a la oficialista TeleExtremadura y se puso a ver la película que proyectaban a las 10 y 20. En el aire sonaron los primeros compases de la banda sonora al tiempo que en la pantalla aparecieron las letras “WARNER BROTHERS presenta…” En la de su ordenador, nuestro protagonista dejó escrita esta última y silenciosa palabra: Continuará.