PRESENTACIÓN

Anualmente cuando nos reunimos los antiguos alumnos de Corias, bien sea en grupos minoritarios por promociones en diferentes lugares del Principado y alrededores, o de forma general en el encuentro de Corias a finales de cada mes de septiembre, siempre solíamos comentar al sentir la alegría de juntarnos de nuevo que, era una pena el que hubieran pasado tantos años sin comunicarnos y sin saber unos de otros.

Afortunadamente, en estos tiempos eso está subsanado gracias a los medios informáticos disponibles que tenemos a nuestro alcance. Aprovechando la oportunidad que nos brinda BLOGGER para poder crear un espacio cibernético común, en la nube, donde se pueda participar y expresar los recuerdos que cada uno de nosotros guardamos celosamente de aquellos años, es cuando surge el Blog de los antiguos alumnos de Corias.

Esta elemental presentación lo único que pretende y persigue es reavivar la amistad y la armonía que hemos trabado entre todos nosotros durante los años de convivencia en el Instituto Laboral San Juan Bautista de Corias y, que a pesar del tiempo transcurrido, aún perviven frescas en nuestro recuerdo.

Otro de los objetivos del blog es recordar y compartir las peripecias vividas por aquellos jóvenes que coincidimos bajo las mismas enseñanzas, disciplinas, aulas, comedores, dormitorios, juegos, etc., durante varios años en el convento de Corias y que aún las tenemos muy presentes.

La mejor forma que tenemos para rememorarlo es ir contando en este blog todos los pasajes que cada uno de nosotros recuerde, expresados con la forma y estilo propios de cada uno pero, siempre supeditados a los principios del buen gusto, el respeto y a la correcta educación que nos han inculcado los padres dominicos. El temario en principio aún siendo libre, sí debiéramos procurar en general, que tengan preferencia los temas relacionados con el colegio y su entorno, ya que es el vínculo y denominador común entre todos nosotros.

Como es lógico, cada colaborador es el único responsable de sus opiniones vertidas aquí en el blog; las cuales pueden ser expresadas libremente sin condicionantes ni cortapisa alguna por parte de la dirección; tan solo debemos atenernos todos, a las premisas mencionadas anteriormente del respeto y el buen gusto.

Una vez hecha esta breve presentación, se pide la colaboración y aportación de todos los antiguos alumnos pues, seguro que todos tenemos algo ameno e interesante que contar. Unas veces serán relatos agradables y divertidos, y otras no tanto; pero así es la realidad de la vida.

Al blog le dan vida una serie de antiguos alumnos que colaboran de forma fehaciente y entusiasta con Benjamín Galán que es el bloguero administrador. A este galante caballero el cargo de administrador no le fue asignado por méritos propios, más bien por defecto, de forma automática; simplemente, por ser el titular del blog. Pero podría delegar el cargo en cualquier otro colaborador que así lo deseara.

De antemano, muchas gracias a todos los participantes y colaboradores. Tanto a los antiguos alumnos y profesores que deseen intervenir, como a todos nuestros amigos lectores.

¡A colaborar y a disfrutarlo!

(21 de noviembre de 2009)

B. G. G. (BLOGUERO PRIOR)

miércoles, 30 de octubre de 2013

MISTERIOS DE CORIAS. UNA CONSTITUCIÓN REPUBLICANA


Por educación o carácter, o ambas cosas a la vez, suele provocar pudor escribir sobre sí mismo. Sin embargo, si es de vez en cuando, puede resultar saludable arrojarse a esa piscina.

I

Existen hechos que, al recordarlos, y sin importar el tiempo transcurrido, aparecen rodeados de un halo de misterio. Es evidente que tienen explicación, todos los acontecimientos terrenos  la tienen, solo los sobrenaturales no la tienen, pero en esos, con respeto a los creyentes, ya me resulta difícil creer. ¡Qué le voy hacer!

Hace algún tiempo recordaba el hallazgo de un alijo de latas de conservas cuando nos bañábamos en el pozo del Chandeo. Aparecieron enterradas, en importante cantidad, bajo los cantos rodados de la orilla del río. Más allá de ciertas conjeturas, continúa, cincuenta años después, siendo, al menos para mí, un episodio intrigante. Eso que suele llamarse misterio.
He perdido la esperanza de desvelarlo, con razón escriben algunos poetas, cabalgando aconteceres de mayor enjundia, sobre vidas pobladas por reales o difusos sueños. La llave que podría dar luz al enigma permanecerá, por el tiempo transcurrido, bajo tierra junto a quien enterró el alijo, si ello fue realidad y no invención.

Ahora recuerdo otro descubrimiento, consciente de que la indagación sobre su origen concluirá también en rotundo fracaso: la aparición de un texto de la Constitución de la II República Española en el patio del convento de Corias.
Tal vez esto pueda parecer baladí a las posteriores generaciones. Sin embargo, para quienes nacimos y crecimos con la no tan lejana guerra retumbando en los oídos, una guerra que aún  velaba de miedo la mirada de muchos padres y abuelos, encontrar algo así podía resultar tan desconocido como peligroso.

Intentaré contar las circunstancias de ese hallazgo. Yo era externo, ya lo he referido muchas veces, y acudía al instituto en bicicleta recorriendo los seis kilómetros que separan Corias de Limés. Durante los primeros cursos mi madre me ponía la comida en una pequeña fardela. El menú variaba poco, chorizo, tocino, cecina, jamón, algún trozo de tortilla, una o dos chuletas, si era tiempo de matanza, y un buen mendrugo de pan, también hecho en casa. No era muy variado pero me sabía a gloria. No incluía potajes, no los podía calentar. Éstos los desayunaba. Mi madre se levantaba muy temprano, encendía la cocina de leña y me preparaba un potaje de patata con unos granos de arroz y un refrito de cebolla y pimentón. Por allí le llamaban pote de “achada”. Me encantaba, además - en las mañanas blancas de helada, de prados alfombrados por parda hierba erizada de escarcha y arroyos ribeteados de ambarinas barbas- ayudaba a vencer los afilados y feroces cuchillos del frío, implacable acosador en aquellas tempranas horas sobre la bicicleta. Mi madre, mientras vivió, continuó haciendo ese potaje, solo cuando yo regresaba, para que desayunara.

Cuando no llovía – con temporal  me refugiaba en la entrada donde ahora se encuentra la recepción del parador- comía solo, sentado en la pared, ya inexistente, que cerraba el prado de los frailes entre la carretera y el río. El resto de externos o eran mediopensionistas o iban a comer a sus casas. Comer allí con buen tiempo resultaba agradable-quizá, aunque no sea exclusivo, el placer de comer al aire libre es algo que llevamos en los genes quienes nacimos en aldeas rodeadas de montañas, prados y bosques-. El tráfico, entonces escaso, no molestaba, sí entretenía a una imaginación siempre dispuesta a viajar hacia lugares lejanos en el primer vehículo que pasara.

Un día, al regresar de dar cuenta del condumio, y como ocurría casi siempre, los patios, claustros y pasillos estaban desiertos. Solo se percibía el lejano rumor del entrechocar de platos y cubiertos. Profesores, internos y mediopensionistas aún estaban comiendo.

Dispuesto a esperar la salida de algún colega con el que intercambiar algún anhelo o cuita y matar el rato antes de tornar a clase, me llamó la atención un libro o folleto de llamativos colores: rojo, amarillo y morado, depositado, bien visible, sobre un montón de ladrillos y sacos de arena, supongo que preparados para alguna obra en el convento. Al acercarme, acerté a leer “República” y “Constitución”. Atrapado por una irresistible atracción hacia aquello, desconocido y prohibido- tal vez por estar ya desguarnecido de las creencias absolutas impartidas y buscar otro sentido a la vida- y tras cerciorarme de estar solo, sin miradas delatoras, guardé en la fardela de la merienda aquél, entonces para mí, enigmático libro.

No comenté con nadie de Corias el hallazgo. Lo impidió el temor, no infundado, a que un oído no deseado, con capacidad de influir en la ya maltrecha nota de conducta - maltrecha por el cándido episodio de un fraile y la foto de una mujer ligera de ropa en el que yo había estado implicado- actuase de nuevo, no solo restando en la estigmatizante nota, sino también despojándome del hallazgo.
  Una vez en Limés, recluido en la habitación, estuve intentando descifrar el sentido de aquellos artículos redactados con lenguaje y conceptos novedosos. Tan distintos eran de las enseñanzas “oficiales” de la FEN- éstos hablaban del ampuloso “destino en lo universal”, del periclitado “imperio de Isabel y Fernando”, o de “héroes de la patria vestidos de camisa azul”, mientras, el escueto texto recién llegado, hablaba de “derechos” y “deberes” ciudadanos, de “democracia” y “libertad”-. Parecían lenguajes tan antagónicos que, junto al analfabetismo político, propios de aquella edad y época, convertía aquél articulado, al menos para mí, en algo inextricable.

Tampoco me sirvió de mucho su lectura junto a dos amigos de Limés con los que mantenía más estrecha relación. Con éstos, aunque cinco o seis años mayores, compartía fantasías, idealizadas y primarias, de justicia social alimentadas por los movimientos de liberación que a principios de los sesenta eclosionaban por el mundo. El eco de la incipiente lucha antifranquista llegaba a Cangas deformado y muy quedo. Ellos trabajaban por cuenta ajena, arrancados a edad temprana de la escuela, casi desde que tenían uso de razón, y sus “conceptos políticos” estaban guiados solo por un albor de intuición.

Un día, aquel ejemplar de la Constitución desapareció. Fue a raíz de que mi madre me descubriese enfrascado en su lectura. Lo busqué por todas partes y ella, cuando le pregunté, negó saber nada de él. Pero, aún hoy, sospecho que fue ella quién lo hizo desaparecer.
 Mi madre era una de esas mujeres a las que la guerra dejó una huella de miedo y de tristeza, adivinada en la mirada. Razones tenía y seguro estoy de encontrarlas en hechos ocurridos, al acabar la guerra, en las tapias del cementerio de Arayón, donde maleza y olvido era el único homenaje permitido. Solo pensar que yo pudiera tener igual destino la llenaba de pavor. Sé que lo pasó muy mal, aunque evitábamos hablar de ello, cuando me metí, pocos años después, en problemas políticos. Por eso, al lograr la democracia, tampoco le quise recordar aquellas, seguro que para ella, aún dolorosas historias.


II

El reencuentro con la realidad republicana se produjo, casi recién llegado a Madrid, pocos años después. Allí entablé, en circunstancias que no vienen al caso, relación con dos antiguos republicanos. Estos, cuando no estaban en la cárcel por sus ideas políticas, tenían a gala celebrar el 14 de abril colocando banderas republicanas, confeccionadas por ellos con ayuda de sus mujeres, por las calles de Madrid.Un día de típico cielo añil madrileño, bañado por el tibio sol de comienzos de abril, estábamos sentados los tres en la terraza de un bar situado en lo que entonces era un arrabal sin apenas asfaltar, y que años después, se llamó Triángulo de Oro albergando edificios emblemáticos como la Torre Picasso. En aquel lugar, bajo los sarmientos de una parra de yemas reventonas que habría de ofrecer su sombra en las tórridas tardes de estío, ante una jarra de Cebreros y bocadillos de gallinejas, muy alabados por ellos, mientras en mí, a pesar del esfuerzo por compartir, aquellas fritangas provocaban cierta repulsión, me preguntaron si quería acompañarles en la cercana celebración. No lo pensé mucho; aunque con ideas políticas aún difusas, el sistema político imperante para nada me gustaba.

A tal fin, el 14 de abril, nos citamos a  las cinco de la mañana, esa hora incierta que cabalga la noche y el día, para colocar las banderas en un tramo de la Calle Bravo Murillo. Concretamente entre Cuatro Caminos y Tetuán.

Formábamos un grupo dispar, al menos en edad, ellos sobrepasaban los sesenta, yo rondaba los veinte. Las banderas tricolores eran de reducidas dimensiones y tenían un mástil de madera en el que se sujetaba una cuerda; en el otro extremo de la cuerda iba atada una piedra. La técnica de colocación -similar al método empleado años después por esa moda un tanto estúpida, afortunadamente parece que en desuso, para colgar los zapatos de los cables que cruzan la calle- era, teniendo buen tino, sencilla, y Martín, uno de los dos veteranos, dueño de una carpintería en la que trabajaba junto a sus hijos, lo tenía. Él era el encargado de lanzar y dejar colgadas las banderas de los cables que atravesaban la calle. El otro, Fermín, ya jubilado, se encargaba de la vigilancia y de avisar si aparecía la policía o cualquier otro personaje con aviesas intenciones. A mí, neófito conspirador, me encomendaron llevar las banderas haciendo de suministrador a Martín, con instrucciones precisas, en caso de aparecer la policía, de salir por pies hacia las callejuelas laterales y no parar de correr hasta poner a buen recaudo el alijo de banderas.

Cumplimos nuestro propósito con precisión y, salvo pasajeros sobresaltos, casi siempre provocados por Fermín que tenía el silbido de alerta un tanto flojo, sin mayores  incidentes. Por mi parte, creo recordar que, aunque entonces podía acarrear años de cárcel lo que hoy parece tan inocuo como reivindicativo, la tensión experimentada casi impidió que se asomara el miedo.
A las seis de la mañana, cuando abrían las puertas del metro, ya ondeaban unas quince de esas banderas por Bravo Murillo. Nos desperdigamos y, como hasta las 7,30 no entraba a trabajar, me fui a tomar un café con churros al Brillante de Cuatro Caminos que acababa de abrir.  Después retorné caminando por la misma calle hasta Plaza Castilla, donde a diario cogía el autobús de la empresa, y pude solazarme contemplando el espectáculo de los “grises” subidos en escaleras intentando quitar las banderas entre la expectación de vecinos y viandantes. Debo admitir que la euforia que me embargaba por el éxito de la acción desarrollada se esfumó en parte al escuchar a unos chavales, más o menos de mi edad, preguntar de qué país eran aquellas banderas. Sois prueba evidente, les respondió en bajo tono alguien de avanzada edad, de la eficacia con que se está borrando una parte de la historia reciente.

Así fue, lejos de mayor transcendencia, épica o arrepentimiento, mi bautismo en la causa ¿republicana? ¿contra aquél sistema?
 Ahora, por el tiempo transcurrido y acontecimientos posteriores, parece que todo forme parte de otra vida anterior y que algunos de estos recuerdos solo sean mera fabulación para entretenerme un rato.  


Ulpiano Rodríguez Calvo

El Albatros

Cuando era niño, hace muchos años, vivía en casa de mis abuelos donde  eran todos muy aficionados a la lectura (yo lo sigo siendo).
El tema es el siguiente: Había un libro, de unas doscientas páginas, al que le faltaban las páginas del principio y del final así como  la portada y la contraportada. Se traba de un libro del tipo de los de Julio Verne,  muy entretenido, en el que se describía una serie de peripecias ocurridas en un dirigible de nombre "El Albatros".
 Nunca conseguí encontrar el libro ni saber quien era el autor y me gustaría poder conocer  el final y , por supuesto,hacerme con el libro.
A ver si tengo suerte con vosotros. Especialmente con Pepe Morán que dedicó mucho tiempo a los libros.
Felipe.

martes, 29 de octubre de 2013

ANECDOTAS DE CORIAS

¿¿QUIERES PARTICIPAR EN LA REDACCION DE MI  2º LIBRO?? Si lo deseas con anécdotas de Corias

   Dada la favorable acogida de mi primer libro “Jubilación año I” de Anécdotas, Relatos, Monólogos,…. (Hecho para sonreír) y, animado por amigos, lectores,… me propongo editar un segundo libro de similar contenido.

   Me gustaría que este 2º  libro fuera, compartido en parte con vosotros; por ello,  te invito a que me envíes alguna/s anécdota/s, relato/s,… que desees sean publicadas en este  segundo libro. La única condición es que  las anécdota/s, relato/s,…  sean simpáticas, agradables,..

   Las anécdotas podrán ser:

A)   Publicadas con tu nombre y apellidos. En este caso acordaremos la redacción definitiva juntos. (vía mail)
B)   Publicadas sin tu nombre. En este caso accedes a que pueda yo darle la redacción definitiva.

   Me encantaría que colaboraras  y  te animo a ello. Envíame. anécdota/s, relato/s,…  a este correo. Disfrutaremos juntos.
    Estaremos en contacto.  Saludos, Ángel Mateos

Tfno: 626 524 749
Libro:"Jubilación año I"  http://angelmm.1minutesite.es
Autor: Ángel Mateos Martín

Blog: “Jubilación año I”

sábado, 26 de octubre de 2013

LONDRES

Después de varios veranos de tres meses en Irlanda me decidí a pasar un año en Londres ya que yo hablaba el inglés creo que correctamente, me pareció lógico tener un título y nada mejor que Londres donde, por entonces, residía el Centro Privado para el estudio de las lenguas La Pitman School of languages. Así que escribí una carta al Prior de un convento de dominicos de esa ciudad explicándole mi intención de ir a pasar allí un año. Hora arriba, hora abajo. No recibí respuesta pero lo interpreté como el silencio administrativo, pues la Constitución estaba por encima del talante de un prior. Allá que me fui creyendo que iba a una casa de la familia del padre Hospedero que sin presentarme al prior me llevó a una habitación y antes de irse me recitó los horarios de comidas y rezos y se fue. No me preguntó, ni el nombre, ni que tal el viaje, nada…Me matriculé en la Pitman. A los tres días de mi llegada el fraile hospedero me abordó en un pasillo y me dijo “¿Sabe cuándo se va a marchar?”.

Quedé atónito y le dije que venía para una estancia larga para graduarme en inglés. No comentó nada pero al cabo de dos o tres días fue a mi celda a preguntarme si ya había decidido cuando me marchaba. Como le dije que no, me informó que aquella celda estaba ya reservada previamente a mi llegada.

Estaba seguro que era mentira. Me mandó recoger mis enseres y me llevó al desván donde había tres camas, separadas en  sendos biombos y me dijo que escogiera y se fue.

Me quedaban tres balas en la recámara; volver a España, ir para Irlanda y buscar un trabajo allí en Londres. Llamé al prior de los dominicos de Cork (Irlanda) y le dije que si no encontraba un trabajo que volvería otra vez con ellos. Me animó y me dijo que siempre sería bien recibido. Y venga. A patear Londres. En seguida me percaté de que aquello no era fácil. Había trabajos a montones pero todos muy humildes y mal retribuidos. Por el convento solo volvía por la noche al desván. Solamente iba a verme un jovencito jamaicano, negro, jamaicano. Me animaba y me proporcionaba la comida abundante. Me decía “tú no pases hambre, dinero no te lo puedo dar pues no tengo ni un penique”.

Supongo que todo esto escandalizará a más de uno (bueno una comunidad es como una familia, yo conozco entre nosotros familias en las que no se hablan hermanos). Al cabo de una semana me di por vencido, o aceptaba un trabajo humilde o me tenía que ir así que un día iba por Oxford Street (la calle más comercial de Londres) cuando vi el centésimo anuncio de Employement Agency, vamos a probar, me dije.

Estaba en el primer piso de un portal y unas escaleras lóbregas. Mala pinta tenía aquello “Entre sin llamar”, proclamaba un letrero en la puerta. Entré. En la sala de espera había cuatro o cinco hombres de aspecto humilde y alguno hasta malencarado. Me senté en una silla con almohadilla hética, justamente enfrente a la puerta que daba acceso a la oficina. Cuando salió el primero vi que era  una jovencita la que recibía. Ella sin duda me vio y frunció el ceño como extrañada de verme. Por la pinta yo no era una parte normal del lumpen con que ella trataba. Así que con un gesto de la mano me señaló e indicó que pasara. Le informé que tenía la Licenciatura de Filosofía y buscaba un trabajo de docente o de manejo de libros. En seguida me aclaró que ella solo manejaba trabajos humildes, tales como jardinero o camarero. Le dije que cualquier trabajo que me permitiese subsistir y le hablé de mis planes. Entonces ella e hizo una pregunta clara “¿De donde eres? ¿Where are you from?” Le dije que era español y además dominico. Quedó fascinada y todo cambió. Me dijo “pero si yo soy de Ávila y estudié con las dominicas”, se vio que era decidida y rápida. Cogió el teléfono y habló “¿Carlos? Oye, hoy mismo deja una habitación libre en Neal Street y te vienes a vivir a mi piso. Tengo aquí a un dominico que necesita la habitación. Inmediatamente marcó otro número y dijo: “Mr. Martin, soy Susana, necesito un trabajo urgente para un amigo, irá esta tarde a verle a usted” Luego sentenció “Estás invitado a la boda… ¿Qué digo? Nos casas tú mismo”.
Volví al convento a recoger unas cosas y a despedirme del jamaicano, que insistió en que acudiera a él si necesitaba comer.

Total, una nueva etapa se abría ante mí. Acababa de dejar el ejército donde era el niño mimado entre 900 personas a un torpe camarero. La casa en la que iba a vivir estaba al borde de Coven Garden, un súper almacén de frutas, hortalizas y flores de Londres. Los que hayan visto la película “My Fair Lady” recordarán que la acción comienza precisamente ahí.

Respecto de la casa, tendría ya para escribir un libro entero. Por dentro era un auténtico chamizo. Planta baja (donde vivían los dueños y encima dos plantas con tres habitaciones cada una). Todo pobrísimo. Una cama, una mesa, una silla y un hornillo de gas, ni lavabo ni váter.
El agua más próxima estaba en un exiguo lavabo en el rellano de cada piso. De las seis habitaciones, cinco las ocupábamos españoles y allí se había creado un pequeño mundo de novela picaresca.
Fui recibido con muestras de afecto por todos. Y así empezó mi colaboración en el mundo de lo ilegal, de lo novelesco. Un papel secundario de Rinconete y Cortadillo, de Lazarillo o del Buscón.
El próximo día será.

Quiero decir que el próximo día os contaré las peripecias de aquel antro. Espero que os escandalicéis de cómo un fraile dominico podía vivir en un ambiente tan sórdido.


Pepe Morán. Dominico-ex

DESARMANDO EN OVIEDO


Como cada año por estas fechas un grupo de amigos, entre los que se encuentran algunos antiguos compañeros de fatigas de nuestras andanzas en Corias, nos reunimos en la Sidrería Pigüeña de la popular calle Gascona en el Barrio de la Sidra de Oviedo para celebrar el Desarme.


El Desarme es una tradición inspirada en hechos históricos acaecidos en la primera mitad del siglo XIX, allá por 1836, durante las guerras carlistas. Los historiadores no han logrado ponerse de acuerdo sobre el origen real de esta comida. Algunos apuntan a un gran menú de celebración tras repeler los defensores de la ciudad un duro ataque de los carlistas. Otros, la mayoría, apuntan a que esa copiosa comida, y sus efectos posteriores, permitieron desarmar a uno de los bandos en liza.



Aunque dicha fiesta gastronómica se celebra el día 19 de octubre, nosotros venimos haciéndolo desde hace ya más de veinte años el viernes de la semana siguiente por comodidad de fecha en fin se semana y facilidad de reserva en los restaurantes.


Como siempre nos ponemos en manos de Begoña, la cocinera que nos prepara unos estupendos garbanzos con bacalao y espinacas, callos acompañados de unas riquísimas patatas fritas y de postre no puede faltar el más asturiano de todos, el arroz con leche. Todo ello regado con un excelente Rioja de Bodegas Paco García seleccionado especialmente para nosotros por Tony de su estupenda bodega.


Una jornada en amena armonía que esperamos seguir celebrando mientras el cuerpo aguante.


Alfredo Fernández  González

martes, 22 de octubre de 2013

AL BURZACU GUSTAN-TSE LAS POTSAS


Güei tal día amurniau, uscuru  ya fuscón que dios nus tsibre. Anda la nublina arrastru toda espeltrazada pur entre lus rebotsus, hasta mediu monte, que miánicas cumu siga asina, nun tardará en apaecer el tsobo pur aiquí pul curral nuesu  cumu el anu pasau  que una nueite vinienun a autsar aiquí mesmu, a debaxu del hórreu. Tuvía unu detsus mixou nunu de lus  pegotsus del horreu ya espueis lus perrus andaban tsoucus cheirandu atsí a cada poucu. Outramiente, nun tengu  ganas de faer nada, más que de fulgar ya de tar estramazau nu escanu al tsau del fou. Ta unu tolu dafeitu. Ya pur si fora poucu, tuvía andu cuna dentame a las vueltas. Esas peltrazus de dintistas deixanunme-la  floxa del tou ya cuandu menus lu piensu caise-me. Loutru día taba esbitsandu un güesín del zarrau del gocho ya cayiume la demontres  la dentame nu platu’l caldu ya taba toda mourienta ya chena de mafa. Unu de lus subrinacus que ta agora aiquí cun nos, fuxiu a tou miter pal curral a gumitar. Etsus rinsi abondu de mi, peru ya chegarán a tar furunes cumu you, u más, ya  sin tardar muitu.

Outramiente va la cousa sin nuvedá.  Pu la mañena bien ceu, na más risca’l día, tsevantá-me del cubil tou escaldeirau purque paeciu-me uyir glachar muitu ya asumei-me pu la bufarda’l teitu,  que desde atsí agüecha-se muitu bien tou’l  curtinal ya yera el burzacu que acababa de tsevantá-tse una potsa a la Rulindes. You nesi mumentu nun tinía tserza ninguna  purque las pitas nuesas tuvía nun tses abriéra-mus el capuneiru ya taban siguras na corte. You cumu nun pudía faer nada pa ricubrar la pita,  axeitei-me un papau  de café cun tseite cunas galletucas  que me diu la Rulindes que truxu de Salas, ya dixu-me que taban feitas cun farina que tse chaman integral, que ía muitu  bona pa rebaxar la bandouga. You na más echá-tse el guechu encima, dixe pa min: esta farina ía la  mesma  que tses doi you a las vacas ya lus gochus  cun salvau ya tou. Peru sabían muitu bien. Esta rapazaca di que tous estus tsambeus feitus cun salvau nun engordan apenas, purque fain-tse a unu  tar toul día esfueirau ya valeiru de pesu. Agora, las mucheres novas, comen rayus podres que tses den, cun tal de mantene-se flacas las cundenadas.

You, na más que papei la escudietsa del tseite, que yera ricién muñida, cuchí la fouz ya cheguei-me hasta’l nuesu prau  de la Pachalina que ía un parandanal, pa faer las presas que prontu tiné-mus que pune’l augua en vecera ya pa ruzar un poucu ya aveirar algu lus artus ya lus cudoxus, calcar las touperas ya dipasu acarreixar un brazau de valdiéganus que dientru dunus días tine-mus que’nramar el maíz ya fainnus  muita falta purque nun tiné-mus cun qué atá-lus ramus, pa espueis culgá-lus  nu curredur del hórreu, pa que sulechen  una timpurada. Tandu atsí nu prau desmangouse-me‘l ruedu ya mientras entotsaba un poucu el mangu que lu tinía mitiu nu augua de la presa, taba amerandu pa las alpabardas ya agüechei un páxaru que nun paraba de muver las alas nel aire, p’arriba ya pa baixu,  peru que taba quietu nu mesmu sitiu sin muvé-se. Nos chamamus-tses “pineireirus” purque miánicas  si nun paez que tan pineirandu farina u firiendu manteiga. El sou nome verdadeiru pae-me que ía aguilucho u milanu de rapiña, peru nun toi siguru del tou.  

Nesti casu el mutivu de garabatear aiquí nu blog, nun ía pa falar  solu d’estas zaragatadas  mías que vus entamu;  tamién ía para sabere cúmu vus foi cuna xanta nu cunventu el día de la fulixa que fixisteis atsí fai poucu. Pu lu que tseí nesti blog  pae-me que d’algunus de lus rapaces pasá-nun bona sede. Queixar queixastes-vus el anu pasau abondu de las frebas de lus  carneirus que esbitsasteis nas Barzaniellas, peru nun sei lu que siría pior purque, nu parador ese paré que faen muitas xirigonzas a la xente, peru  cobran muitu ya nun dan de xantar más que cousas cun muitus firuletes  ya muxigangas cumu lus que faian las nenacas de piquenas cuandu xuagaban  cun aquetsas cucininas que tes punían lus reis pul mes de xineiru.  Loutru día tseí que un rapaz de la marina, esi día  de la xanta debiu quedar cun fame,  ya pu la nueti foi  pal Chicote ya fartouse bien de lu que tien pur atsí Antón. Fixu bien; foi el más acertau de tous. Pu lu menus sede nun pasou.

You tuvía nun tuve atsí dientru del cunventu, ende que ía parador, oh. L’outru día baxei cuna matona nu tractor pa tsevá-la a Tibongu, ya pasei pur delantre peru nun se me amañou el parar un ratucu en Corias, cumu faigu outras veces, pa echar un vasín u dous onde el taberneiru Aníbal ya partsar un poucu lus dous;  purque esi rapazón siguru que cunoz bien tous lus mexunxes que se truxé-nun  lus flairones  yal Principau. Ya cun esu alón, rapaces.


“Jesusín”, el pelgar

miércoles, 16 de octubre de 2013

TRIVIALIDADES DE LA VIDA


Las personas que habitualmente dedicamos una parte de nuestro  tiempo libre a caminar, normalmente solemos utilizar el mismo itinerario casi todos lo días y, aunque se escoja el campo o las afueras de las ciudades como lugares más naturales y mucho  más atractivos que las zonas urbanizadas, una vez que se lleva transitada la misma ruta durante varios días, también se  llega a hacer un tanto monótona y aburrida como es lógico,  debido a la falta de cambios;  es decir, a la rutina.

En nuestro caso, aunque el paseo siempre discurre por el alfoz de la ciudad, totalmente fuera del hormigón urbanita, sí seguimos el mismo itinerario con pequeñas variaciones  que hacemos en el sentido de ciertos tramos del recorrido, ya que es un circuito cerrado el que recorremos pues regresamos al mismo punto de donde partimos. Un sistema bastante eficiente para que no se haga la caminata demasiado aburrida y repetitiva,  consiste en buscarse  durante el trayecto algo nuevo en qué fijarse, aparte de las  posibles variaciones que se produzcan por sí solas cada día, bien de forma natural u ocasional.

Pondré unos ejemplos: parte de nuestro recorrido diario habitual discurre por  las márgenes  del río Torío, alternando unos tramos por la derecha y otros  por la izquierda,  y se da la circunstancia que este importante curso de agua, a su paso por la capital leonesa, está dotado del sistema SAIH (sistema automático de información hidráulica), con lo cual existen una serie de paneles electrónicos colocados en puntos singulares  a lo largo del cauce del río y por donde nosotros pasamos tenemos uno a la altura de Puente Castro, en el que se puede ver y leer en una gran pantalla en color la información en tiempo real referente a los datos de capacidad de los embalses y de los ríos que componen la cuenca del Duero. En este panel, donde también se incluyen fotos relacionadas con las presas y los cursos de agua de la comunidad, se dan los datos propios del río Torío a su paso por León y referidos concretamente a ese punto, tales como: caudal que circula en ese momento expresado en metros cúbicos por segundo,   altura de la lámina de agua, temperatura ambiental, caudal máximo estimado del año y alguna otra referencia  más. Si uno se aficiona a fijarse en esta información y comparar los datos de un día con otro, un rato antes de llegar al sitio ya vas pensando a ver si sube o si  baja el nivel del agua, así como, si el caudal será mayor o menor que el del día anterior, etc. También cabe la posibilidad de que algunos días dicho panel esté apagado, o que no funcione y entonces te sientas un tanto frustrado, pero te conformas  al instante con solo pensar que al día siguiente volverá a funcionar de nuevo.

Otra distracción  con la que contamos de un tiempo a esta parte,  en este itinerario  y que surgió de por sí,  sin buscarla, es que un buen día cuando  llegamos al final de la primera mitad del recorrido, avistamos  un muñeco de trapo y vistosos colores,  que reproduce fielmente la figura de  un cocodrilo de tamaño considerable, sujeto de una alambrada que delimita el área de protección de la autovía, pero con la particularidad de que la persona que lo colocó allí, no  lo hizo de cualquier forma, no; lo hizo con cierta gracia ya que el bicho bien parece que esté agarrado firmemente con sus patas a la alambrada y con mirada  escrutadora hacia los transeúntes que por allí pasamos. Como curiosidad diré que se ha dado el caso de un buen día que llovió por la noche y por la mañana el cocodrilo amaneció tocado con una pequeña gorra de visera impermeable que lo resguardaba por completo de la lluvia y le mantenía  la cara totalmente seca. Otro día que amaneció muy  despejado y con sol desde primera hora, apareció con unas gafas oscuras  totalmente fashion… Tal que, los dichosos complementos con los que el bicho aparece de vez en cuando, sorprenden a los curiosos viandantes y dan pie a interpretaciones variopintas sobre quién puede ser el que se las coloca tan oportunamente,  dependiendo del tiempo que haga. De momento este año, según va el otoño,  la bufanda parece que se le resiste un poco y se hace esperar, pero de todos modos, no tardará en aparecer.

Con todas estas sorpresas que nos ofrece casi a diario este presumido reptil, no es de extrañar la popularidad que está adquiriendo entre los caminantes pues la mayoría de éstos se admiran de los cuidados que recibe de forma altruista y misteriosa este afortunado muñeco de trapo. Se nota que la noticia ha corrido como la pólvora entre estos simpáticos animalillos  de tela y el cocodrilo ya no está solo. Desde hace unos días tiene compañía y por partida doble pues, se le han juntado codo con codo,   dos okupas  más de alambrada: un osito panda pequeño y un macaco de cola bastante larga. El pobre mono es el más desfavorecido de todos pues, por avatares de la vida,   tiene un ojo saltado por completo, totalmente fuera de la órbita y el mirar para él, más que gracia, produce repelús y también lástima o compasión. De todas formas, como se puede deducir después de haber presentado a este plantel de pacientes peluches, que se pasan las horas muertas agarrados a la  malla metálica de la autovía, los transeúntes ya tenemos otro buen motivo de diversión consistente en advertir  las novedades que exhibirán cada día estos vagabundos muñecos, en  función del pronóstico del tiempo que tengamos.

Así pues, entre  comprobar y contrastar los datos diarios del río y la adivinanza de los complementos que lucirán los muñecos, se nos hace cada día el recorrido mucho más corto, ameno y divertido. Cada uno se las tiene que ingeniar  como mejor le parezca, o como pueda, tanto de forma real como virtual, para poder  hacer más llevadera y divertida la rutina  diaria de la vida.


B. G. G. bloguero “Prior”

sábado, 12 de octubre de 2013

II Congreso y concurso de Bonsái Centro Niemeyer 2013

Un año más tengo el gusto de invitar a todos los compañeros de nuestro querido Corias a la exposición que el Club Bonsái Principado de Asturias, realizará del 23 del corriente hasta el 3 de noviembre  en el Centro Niemeyer de Avilés y allí celebraremos el Año dual España-Japón 400 años de relaciones entre ambos países con un programa muy amplio de actividades.

Un abrazo, Everardo Garrido

jueves, 10 de octubre de 2013

LÁPIDA CLAUSTRO


El amigo Inocencio me envía dos fotos referentes  a la lápida del claustro en su formato original y, aunque Samuel ya había aportado unas vistas similares, éstas de ahora están más completas y me dice Inocencio que  fueron hechas precisamente por alguien allegado al convento, antes de iniciarse las obras, para una vez remodelado el claustro poder valorar el trato que se le daba a estos signos religiosos en recuerdo de los frailes dominicos  que fueron víctimas del odio y de la intolerancia de la guerra civil. 

La verdad es que la han cercenado por arriba y por abajo. El sentido del porqué se hizo esto no lo veo claro. A mi parecer, si los restos mortales de las personas fueron trasladados de lugar, hubiera sido más normal  el quitar también la lápida, y no manipularla así burdamente como se ha hecho. Paradores debiera dar una explicación del cambio efectuado.

                                       La lápida antes de las obras era así.


Y después de las obras  la  cosa quedó así


Fotos enviadas  por Inocencio y Samuel

lunes, 7 de octubre de 2013

URBANIDAD


Al hilo de los comentarios sobre ruidos me viene a la memoria algo que creía olvidado: las clases de urbanidad impartidas en Corias. Salvando la distancia de época y contexto, y reconociendo no estar muy al día en planes educativos más contemporáneos, encuentro, en aquellas enseñanzas, cierto paralelismo con la malograda, cercenada por el gobierno actual, Educación para la Ciudadanía.
En las clases de urbanidad intentaban marcarnos pautas de comportamiento, desde la forma de comer, hasta de posar y caminar. Recientemente, aquí en el blog, salió a la palestra la postura de las manos atrás. Pose aristocrática, nos decían, inspirado en la realeza británica. ¡Que más sofisticación podíamos pedir los guajes de aldea que éramos! También nos instruían en no hacer ruido molestando a los demás.
Estoy seguro de que muchos tics de nuestro comportamiento, aunque no seamos conscientes de ello, tienen su origen en aquellas enseñanzas.
Sin embargo no estoy seguro de que esas enseñanzas fueran impartidas en todos los colegios, tampoco de forma general en épocas posteriores. Al menos con la suficiente intensidad.
Digo esto observando, seguro de que los observamos todos, comportamientos bastante habituales que se suceden a nuestro alrededor. Ayer mismo, mientras José Manuel aportaba aquí un, bien currado, estudio sobre acústica y Samuel me mandaba apagar, estábamos por Almería, capital, intentando tomar algo por locales modernos, y aparentes, de la zona del Zapillo. Como ocurre en todas partes, los locales especializados en público más joven tienen la música a volumen tan infernal que disuade nuestra entrada (los jóvenes de hoy, sin necesidad de trabajar - con esta crisis tampoco podrían- en las estruendosas fábricas que me tocó trabajar a mí, tienen el problema de audición asegurado). Conocedores de lo que hay, nos dirigimos a un local recién inaugurado, abierto por una famosa y antigua empresa almeriense dedicada a lo que se llama “delicatessen”. El local está perfectamente montado. Techos y paredes están recubiertos de paneles perforados para evitar la reverberación de que nos habla José Manuel. Sin embargo, aunque el local no estaba lleno, el vocerío de las mesas próximas nos obligó a instalarnos en la terraza. La noche era agradable, y se estaba muy bien, con mobiliario cómodo, pero, también allí, sin paredes ni techo que provocasen reverberación, los gritos de las mesas vecinas nos invitaron a pagar, apurar las consumiciones, y largarnos.

No es solo el ruido. Reconozco que quizá me haya convertido en un cascarrabias y tal vez sea cuestión de edad; pero, sin ser de llamar la atención a nadie, salvo en casos muy extremos, me enervan muchos de los comportamientos que se observan cotidianamente: no ceder el paso, saltar la cola, no devolver el saludo, invadir la acera impidiendo el paso con coches o motos…etc.etc. Y, sobre todo, arrojar cosas al suelo.
A esto último, como al ruido, viviendo casi de continuo en Madrid, debiera estar acostumbrado. Mas, ahora, cuando ese ayuntamiento, sin olimpiadas, y en la ruina después de las faraónicas obras de Gallardón está escatimando con la limpieza viaria, el problema se torna insufrible. Así nos encontramos, los fines de semana, con las zonas de botellón inundadas de detritus ¿alguien enseñó a esos chavales lo que significa urbanidad? Y las calles, todos los días, cubiertas de suciedad, la mayor parte arrojada por desaprensivos vecinos. En ocasiones, cuando veo arrojar un papel, cajetilla, colilla o cualquier otro objeto al suelo, me dan ganas de preguntar si hacen lo mismo en su casa.
Claro que hay gente educada y que no todo es tan negro. No me resisto a dejar de contar  algo que contemplé, hace poco, en una calle madrileña: Una niña, de unos tres años, caminaba por la acera, en compañía de su joven madre. La niña iba comiendo algo y al terminar arrojó el envoltorio al suelo. Su madre, con severidad y tono bajo le dijo,” María, el papel” la cría, obediente, retornó sobre sus pasos, para recogerlo y echarlo en  la papelera. Como ésta estaba alta, su madre la aupó para que pudiera arrojarlo dentro. Gratificantes imágenes como estas, me niego a que sean la excepción, inducen a pensar que no todo está perdido, y, si cunde el ejemplo, hará la vida, en estos aspectos, más llevadera. Eso sí, no deja de resultar paradójico el que llame la atención algo que debiera ser harto normal.
Disculpad este rollo sobre temas tan conocidos y, estoy seguro, por todos sufridos.  


Ulpiano Rodríguez Calvo

sábado, 5 de octubre de 2013

Los dibujos de Longinos


El dibujo y la pintura son mi mejor lenguaje para comunicar ideas. Motivado por nuestros recuerdos comunes, de una etapa concreta de nuestra vida, he decidido compartir mis percepciones. Con ellas espero que enriquezcamos juntos ese espacio virtual que compartimos en el recuerdo. Y que sirva como estímulo, para infinitos matices de tipo subjetivo.
Aunque los originales se sortearon y ya tienen dueño (Chani y Gines), creo que con el escaneado de la imagen y los medios electrónicos de hoy día, todo aquel que lo desee puede reproducirlo y disfrutarlo.

Que así sea. Un abrazo de Longinos.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Copio aquí la crónica un poco rácana del Corresponsal en Cangas del acto del pasado sábado.
Poco rápido que es Pepe Rodríguez, que nos trata de nostálgicos.

Los antiguos alumnos de Corias regresan a casa para su reunión anual

02.10.2013 | 02:18
Los antiguos alumnos de Corias regresan a casa para su reunión anual
Los antiguos alumnos de Corias pudieron, al fin, regresar a su "casa" del Monasterio de Corias para celebrar su reunión anual. Tras años de tener que "exiliarse" en bodegas del Narcea, debido a las obras que se estaban realizando para convertir el edificio en un parador nacional. Ahora, con el complejo hostelero ya abierto, estos nostálgicos de su etapa de estudiantes celebraron la preceptiva misa en la iglesia del monasterio pero, además, la comida y las celebraciones también fueron en el parador.
En la imagen, la primera promoción del año 1967 con el entonces prior padre Jesús Martín.



40 millones, que se dicen pronto




   Texto y foto del periódico: jrFRANCOS
   Foto del racimo: Santi POVES      


     Cuarenta y dos millones de litros e imaginándonoslos en  tetrabik y puestos en fila, seguro que llegan de Corias al alto del Acebo o de Oviedo a Gijón (a 20 cm. cada uno, se puede echar la cuenta). Se dicen pronto, pero dan para unas cuantas borracheras o siendo más positivos, para unas pocas de comidas, con buenas carnes, a la familia del Blog (entre 50 y 100 visitantes diarios).

      Actualmente  Los Santos de Maimona, mi pueblo de acogida, tiene centrada la mayor parte de su producción de uva en la elaboración de caldos blancos y en los últimos años, merced a una política dirigida desde la Junta, lo que se tradujo en nuevas plantaciones de cepas de color, también de caldos tintos. La uva de mesa, la acreditaba  Eva,  que se rifaban los mayoristas de las principales ciudades españolas e incluso en el extranjero, saliendo al encuentro de los camiones cuando se acercaban a las plazas de abastos y quedándose con toda la carga o viniendo al viñedo y comprándola in situ,  es casi residual hoy en día, aunque recuperándose.

     El fotógrafo Santi Poves, que fue testigo de aquel esplendor y tuvo incluso mucho que ver en la celebración de la I Fiesta de la Vendimia, evento que tuvo lugar por primera vez en toda Extremadura aquí, en Los santos de Maimona, el 7 de septiembre de 1967 y continuaría celebrándose durante nueve ediciones, tenía por finalidad poner en valor la citada uva.
     En una colección de treinta fotografías, que se han exhibido en la localidad,  en Zafra y en Mérida y en octubre irán a Badajoz, presenta distintos aspectos de la viña, la cepa y la uva. De su catálago extraigo esta información:

    "La uva Eva de Los Santos ( o Beba,  que también se le dice)  como su nombre indica, nació en Los Santos de Maimona, mediada la segunda década del siglo pasado, gracias a la investigación llevada a cabo en los laboratorios de experimentación agrícola sobre las características del terreno del término que llevó a afecto D. Ezequiel Fernández  Santana "El cura de Los Santos"* y sus colaboradores que, luego de la desaparición del viñedo debido al ataque de la filoxera a finales del siglo XIX, acertaron con la variedad que había que injertar en la planta americana o portainjerto, la Rupestri de Lot. Esto dio origen al nacimiento de la uva Eva, variedad con la que se comenzó la restitución del viñedo en el término y que, en un plazo relativamente corto, iba a reinar.  
     "En 1970 entre el término de Los Santos de Maimona y otros limítrofes se estimaba en unas 12.000 hectáreas la superficie dedicada a la misma (más o menos y para hacernos una idea, el equivalente a doce mil  campos de  fútbol), lo que arrojaba unos 16 millones de kilogramos,
que precisarían de 400 camiones de 40 toneladas, que ya es grande el camión, para transportarla.

     "En 1972 un decreto reconocía dicha variedad de uva de mesa, con la máxima categoría de Carácter preferente. 

     "Por diversas razones aquel momento boyante se vino abajo y hoy en día se estima en la tercera parte la superficie dedicada a  ella, con cierta tendencia a la recuperación". (...)

     El resto y gran grueso de la producción, que se localiza en la feraz y conocida Tierra de Barros, se destina, como se dijo, a la producción de vino, que llevan a efecto las cuatro bodegas existentes en la localidad (una de ellas, en plan cooperativa, que agrupa a cientos de pequeños y medianos productores). De ahí salen los más 40 millones de litros.


NOTA:

*El Dr. Ezequiel Fernández Santana, insigne pedagogo, conocido como "El cura de Los Santos", desarrolló una inmensa labor en la localidad desde principios del s. XX hasta el inicio de la Guerra Civil. Fundó escuelas parroquiales para niños y también nocturnas para los trabajadores del campo, cuando acababan su jornada, empleando métodos pedagógicos innovadores. Las extendió por toda Extremadura e incluso por Huelva, Palencia y Salamanca, llegando a contar con dieciocho.Fundó también un Sindicato Agrícola para defender al obrero del campo de los abusos de los terratenientes y una Caja de Ahorros. Creó asimismo un colegio de Segunda Enseñanza con internado. Escribía (crónicas periodísticas, cuentos, narraciones breves y hasta teatro) y montó una imprenta donde publicaba sus escritos y cuestiones relativas a sus escuelas. Dejó un interesante legado fotográfico, pues cultivaba la fotografía documentalista,  que fue motivo de una exposición y un libro, que coordinó José Soto. 
     Tuvo varias condecoraciones, entre ellas la Cruz de Alfonso XII en 1917.
     Su obra dejó huella y el pueblo le recuerda dándole su nombre a una calle y al  instituto.
     Ha sido objeto de diversos estudios y libros. Uno de los más interesantes es el de José Soto y Juan Manuel Gordillo Luna titulado Estudio bibliográfico de Ezequiel Fernández Santana: Escuela y Literatura.