PRESENTACIÓN

Anualmente cuando nos reunimos los antiguos alumnos de Corias, bien sea en grupos minoritarios por promociones en diferentes lugares del Principado y alrededores, o de forma general en el encuentro de Corias a finales de cada mes de septiembre, siempre solíamos comentar al sentir la alegría de juntarnos de nuevo que, era una pena el que hubieran pasado tantos años sin comunicarnos y sin saber unos de otros.

Afortunadamente, en estos tiempos eso está subsanado gracias a los medios informáticos disponibles que tenemos a nuestro alcance. Aprovechando la oportunidad que nos brinda BLOGGER para poder crear un espacio cibernético común, en la nube, donde se pueda participar y expresar los recuerdos que cada uno de nosotros guardamos celosamente de aquellos años, es cuando surge el Blog de los antiguos alumnos de Corias.

Esta elemental presentación lo único que pretende y persigue es reavivar la amistad y la armonía que hemos trabado entre todos nosotros durante los años de convivencia en el Instituto Laboral San Juan Bautista de Corias y, que a pesar del tiempo transcurrido, aún perviven frescas en nuestro recuerdo.

Otro de los objetivos del blog es recordar y compartir las peripecias vividas por aquellos jóvenes que coincidimos bajo las mismas enseñanzas, disciplinas, aulas, comedores, dormitorios, juegos, etc., durante varios años en el convento de Corias y que aún las tenemos muy presentes.

La mejor forma que tenemos para rememorarlo es ir contando en este blog todos los pasajes que cada uno de nosotros recuerde, expresados con la forma y estilo propios de cada uno pero, siempre supeditados a los principios del buen gusto, el respeto y a la correcta educación que nos han inculcado los padres dominicos. El temario en principio aún siendo libre, sí debiéramos procurar en general, que tengan preferencia los temas relacionados con el colegio y su entorno, ya que es el vínculo y denominador común entre todos nosotros.

Como es lógico, cada colaborador es el único responsable de sus opiniones vertidas aquí en el blog; las cuales pueden ser expresadas libremente sin condicionantes ni cortapisa alguna por parte de la dirección; tan solo debemos atenernos todos, a las premisas mencionadas anteriormente del respeto y el buen gusto.

Una vez hecha esta breve presentación, se pide la colaboración y aportación de todos los antiguos alumnos pues, seguro que todos tenemos algo ameno e interesante que contar. Unas veces serán relatos agradables y divertidos, y otras no tanto; pero así es la realidad de la vida.

Al blog le dan vida una serie de antiguos alumnos que colaboran de forma fehaciente y entusiasta con Benjamín Galán que es el bloguero administrador. A este galante caballero el cargo de administrador no le fue asignado por méritos propios, más bien por defecto, de forma automática; simplemente, por ser el titular del blog. Pero podría delegar el cargo en cualquier otro colaborador que así lo deseara.

De antemano, muchas gracias a todos los participantes y colaboradores. Tanto a los antiguos alumnos y profesores que deseen intervenir, como a todos nuestros amigos lectores.

¡A colaborar y a disfrutarlo!

(21 de noviembre de 2009)

B. G. G. (BLOGUERO PRIOR)

lunes, 29 de febrero de 2016

SALAMANCA ( II )


Con tres días de estancia prevista nada inducía a la prisa. Por eso, instalados y dejado el equipaje, una terraza de la Plaza Mayor resultaba un reclamo irresistible para tomar un aperitivo bajo el tibio sol de un invierno que hasta avanzado febrero solo algunos días amagaba con serlo. Para esto ningún lugar mejor que el centenario Novelty, un tanto ajado, pero conservando el empaque y numerosa clientela de sus mejores tiempos. Torrente Ballester, hace años recreado en bronce ocupa una de las mesas impasible al trajín de los parroquianos. Símbolo de un tiempo que parece detenido.

Si esperando el florecer de los almendros dejamos atrás los que ayer eran nuevos y hoy son años viejos; Salamanca, desde un amanecer de ilusiones y doradas piedras revestidas de oro por el primer sol hasta su incandescente atardecer, un incendio que parece consumir las tempranas ilusiones y el oro del amanecer, puede escenificar, en un solo día, el transcurso de toda una vida.

Esta ciudad ha sido, y es, fuente de inspiración de famosos autores literarios. Sus monumentales edificios fueron objeto de reputados estudios de arte e historia que se pueden consultar en múltiples publicaciones. Esto exime a los profanos, como es el caso, y nos permite abordar solo   impresiones marginales.

Sorprende gratamente, más cuando se llega de Madrid, la limpieza de las calles. Al menos en el centro histórico. La capital de España, quién la visite lo puede comprobar, permanece acorralada por la suciedad, víctima de las contrataciones de limpieza firmadas por la anterior Corporación y que la actual, de Ahora Madrid, todavía no logró revertir.

Salamanca, a diferencia de la mayoría de ciudades españolas, ha respetado buena parte de su patrimonio histórico. Se percibe que no ha sufrido con tanta intensidad el afán devastador de mandatarios ansiosos de un lugar en la posterioridad. Esos que derribaron, y derriban, edificaciones cargadas de arte y de historia para sustituirlos por  su obra. Auténticos bodrios con demasiada frecuencia. Eso explica que hoy convivan en perfecta armonía, cada una en su estilo, la Catedral Vieja y la Catedral Nueva junto otras joyas arquitectónicas que se pueden visitar recorriendo las calles.

A esto, como cualquier turista que se precie, básicamente estuvieron dedicados los tres días.

Tiempo suficiente para recorrer los edificios históricos más notables procurando huir de los más bulliciosos  grupos de visitantes. También para demorarse buscando detalles como la siempre olvidada ubicación de la rana en la magnífica fachada de la Universidad, y otras curiosidades que la ayuda de una buena guía permite ir descubriendo.

Al recorrer San Esteban, grandioso convento regido por la Orden de los dominicos, surgió la curiosidad por  si residía allí en la actualidad algún antiguo profesor de Corias. Pero, poco aficionado a las  visitas sorpresa y  con la muy razonable sospecha de no ser reconocido, desistí de hacer cualquier indagación.

 Al lado de San Esteban se encuentra el convento de Las Dueñas, con precioso claustro y restos del palacio mudéjar sobre el que se edificó. En este convento es venerada una monja que era conocida por la Negrita (imagino que las monjas no le cambiarán ahora el nombre como hicieron los rectores del Rijksmuseum con algunas pinturas). Sobre la vida de esta monja (transcurrida entre los siglos XVII-XVIII) se han escrito varias versiones, algunas contradictorias entre sí. Aventuran que fue una princesa africana captada, o capturada, en las costas guineanas y trasladada a España  donde sirvió en varios conventos. Una historia exótica en su tiempo y  común en éste de crisis vocacional. Cabría preguntarse si ella no sería precursora y padecería situación similar a la denunciada recientemente por varias religiosas recluidas en un monasterio gallego. Sin pretender generalizar dramáticas situaciones de desarraigo entre quienes son traídos de lejanos países para profesar, la vida de esta monja africana me trae otra historia dormida en el desván de la memoria contada por un joven seminarista con el que, casualmente, coincidí en Roma hace más de veinte años. Entre lágrimas me contó cómo antes de cumplir los diez años le habían sacado de una remota isla de Filipinas para ingresar en un seminario romano. En él  llevaba cerca de otros diez. Decía no tener vocación religiosa, tampoco medios ni fuerzas para abandonar el seminario. De sus padres apenas recibía noticias, salvo para anunciarle el nacimiento de otra hermana o hermano, noticias que acrecentaban su desesperación por no poder conocer a ninguno de sus nuevos hermanos, y  la sensación de estar viviendo una vida que le era ajena
Mejor continuar con el viaje, esto parece tener poco que ver con las andanzas salmantinas.

Junto a las decenas de valiosas construcciones religiosas perviven, en buen estado, no pocos edificios civiles colmados de historia. El más conocido, además de la Universidad,  la Casa de las Conchas. También la Torre del Clavero, Palacio de la Salina, Torre del Aire, Casa de María la Brava, Palacio de Monterrey y otros.

En las inmediaciones del Palacio de Monterrey, su magnífica planta contrasta con la discreción de la puerta de acceso situada en un lateral, se encuentran tres edificios, cada uno con su particular interés. La Casa de la Muerte, construcción civil, atesora interesante fachada con calaveras labradas en piedra bajo el balcón. Los otros dos son religiosos; el convento de las Úrsulas, además de la tumba del arzobispo Fonseca obra de Gil de Siloé, dispone de un diminuto museo con valiosas pinturas y magnífico artesonado. El de las Agustinas tiene unas curiosas ventanas con rejas  erizadas por desafiantes aguijones. Se supone para proteger la virtud de las novicias y frenar ardores de rendidos admiradores. No resulta difícil imaginar el tormento de estos amantes, él sobre a una precaria escalera, obligados a depositar en las yemas de los dedos todo el roce sensual mientras los afilados hierros laceraban la carne del osado rondador. Aunque ya se sabe, la pasión, cuando es mutua, suele hacer inútiles todas las rejas.

El Palacio de Monterrey, propiedad de la Casa de Alba, trae otro recuerdo. El de la duquesa, hace poco fallecida, recostada en las escalinatas del Colegio Anaya, antes de su boda con el jesuita-ex Jesús Aguirre. Solitaria disfrutaba de la caricia del sol vistiendo vaqueros, camisa hippy y luciendo su rubia melena rizada. Esta mujer, independiente de otras consideraciones, es posible que aunara en su persona  lo más rancio y parte de lo más rompedor de la tradición española.

Tampoco Salamanca reniega de arquitectura más reciente. La modernista Casa Lis ha sido restaurada con acierto hace unos años y hoy es sede de un interesante museo Art Decó con vistas estupendas sobre el Tormes.

Al final los tres días no dieron para tanto, ni para cruzar el Tormes y disfrutar de las maravillosas vistas nocturnas desde el otro lado del río. Parte de culpa la tuvieron los agradables cafés que invitaban a frecuentes paradas y los restaurantes a reposadas sobremesas.

 Hasta ahora ninguna referencia a la comida, aliciente imprescindible de cualquier viaje.
Salamanca, no podía ser de otra manera, tiene establecimientos donde se puede comer muy bien. En la actualidad el restaurante de más renombre es Víctor Gutiérrez, ya conocido de una ocasión  anterior, antes de que le fuera concedida la estrella, se comía muy bien. Pero esta vez, sospechando que la estrella podía haber contribuido a incrementar los precios, era preferible descubrir otros lugares, y resultó un acierto.  El Mesón de Gonzalo prepara excelentes cortes de morucha y ofrece un buen tinto de Castilla, Abadía Retuerta, casi a precio de bodega. También elabora buena cocina Casa Vallejo, su barra de pinchos es de las más concurridas de Salamanca, y en Le Sablón bordan los platos de caza. Todos con buena relación calidad-precio.

Numerosos bares ofrecen buenas tapas para picar o una comida informal. Desde las famosas chacinas de Guijuelo hasta las sabrosas patatas meneás y excelentes hornazos. Un buen farinato, aunque a muchos foráneos no les suele gustar, tampoco se debe descartar.

Anochecía el tercer día cuando, antes de partir, cayó un intenso aguacero que ofreció otra imagen de la Plaza Mayor. Su pavimento, convertido en resplandeciente espejo por el efecto luminoso de las farolas, reflejaba con simétrica precisión la armónica belleza de los edificios que la circundan.

Más tarde, cuando el tren ya circulaba por solitarias llanuras, la luna llena hizo reverberar su pálida luz en el cristal de la ventanilla para escribir unas líneas confusas. Al intentar, con la torpeza propia del duermevela, darles algún sentido temo que decían algo así:

Borradas están las huellas
en los caminos
que juntos recorrimos.

Borradas de nuestros cuerpos
las caricias
que juntos compartimos.

Borrados también
 amores eternos
  que juntos nos prometimos.

Después del tiempo transcurrido
 recuerdos y culpas
  permanecen en mí

Por eso quisiera que hoy en ti
   solo posaran recuerdos 
  de una vida feliz

Menos mal que de los versos no soy responsable. Responsables fueron el sol de la ida y la luna del regreso que, jugando, los escribieron en la nada. Porque el cristal transparente nada es hasta chocar contra él y  recibir el golpe.

Y poco después de nuevo en Madrid.


ulpiano rodríguez calvo

jueves, 25 de febrero de 2016

SALAMANCA ( I )


Diréis, ya está éste dando la vara con sus viajes, y tendréis razón. Pero solo se trata de compartir algo y ocupar algún rato libre. Procuraré enmendarme en un próximo futuro.


El regreso a un lugar aviva los recuerdos que residen en él y cuánto más largo es el tiempo  transcurrido mayor suele ser la necesidad de  indagar en ellos. Cuando lugar y  tiempo confluyen en el recuerdo no suele faltar a esa cita la melancolía, ella cubre el encuentro con las desvaídas luces y sombras de su velo.

Algo de esto flotaba en el ambiente al pasear, hace días, por Salamanca. Los recuerdos de  primeras visitas a esta ciudad no tienen cabida aquí, son recuerdos compartidos y solo una parte me pertenecen. Solo rescataré aquellos viajes para establecer una comparación entre los medios de transporte del antes y el ahora. La ida, a primera hora de la mañana del domingo era en el llamado TER con destino a Gijón, rápido y cómodo para los años sesenta. El regreso a última hora ya era otro cantar. La única posibilidad era tomar a medianoche un tren procedente de Lisboa y destino Hendaya hasta Venta de Baños. A esa estación, sobre las tres o cuatro de la madrugada, después de una o dos horas de espera, llegaba un Rápido procedente de Bilbao y con entrada prevista en Madrid-Príncipe Pío entre las ocho y nueve de la mañana del lunes. Quedaba por delante una larga jornada de trabajo, eso sí, ya acortada por llegar a fichar dos o tres horas tarde. Circunstancia esta que hacía correr, no diré ríos, líneas de tinta con advertencias y amonestaciones. Pero qué importaba si el motivo de la impuntualidad merecía la pena.

En la actualidad se viaja en rápidos trenes, con frecuentes servicios en ambos sentidos, desde primeras horas de la mañana hasta la noche. Claro que estos viajes ya carecen de la atracción y emoción de entonces.

Tras la incursión por el lejano pasado retorno a la última y reciente estancia en Salamanca, consciente que hablar o escribir de esta ciudad es por mi parte un atrevimiento; muchos asturianos y asturianas, por motivos iguales o distintos, tienen mayor conocimiento de ella, también una querencia especial.

Amanecía al salir de Chamartín, no por ser hora muy temprana, en invierno el amanecer no madruga. Atrás quedaron las dehesas de El Pardo cuajadas de encinas y las praderas de Colmenar donde pastoreaban vacas. Próximos a los rotundos peñascales de La Pedriza, este año a pesar de lo avanzado de la época huérfanos de nieve -solo una liviana corona blanca ceñía la Bola del Mundo- nos adentramos en las entrañas de Guadarrama por el largo túnel que lleva a las inmediaciones de la estación de Segovia. Ésta se encuentra en medio de praderas salpicadas por rebaños de vacas, y como las de Cuenca, Tarragona y tantas otras  muy lejos de la ciudad. Unas distancias que provocan el sin sentido de invertir desde la estación al centro tiempo similar al empleado desde Madrid. Disparates de delirantes planes urbanos que preveían un crecimiento exponencial de las ciudades y convertir los yermos páramos de su entorno en millas de oro de la especulación.

Tras dos escasos minutos de parada en la  estación segoviana el convoy reanudó la marcha para adentrarse en las infinitas llanuras castellanas. A la derecha entre los últimos jirones de nieblas bajas se pudo ver, fugaz, el perfil noble del castillo de La Mota. Más allá la curiosidad incitaba a indagar por los ocres caminos que se pierden en el horizonte con la esperanza de divisar a Sindo y su amo. Morán los abandonó a su suerte, ya hace un año, por tierras aledañas a Las Hurdes y podían estar de regreso vagabundeando por estas trochas castellanas, pero ni rastro de ellos. Cuando la mirada se perdía entre los verdes trigales, los primeros rayos de sol quisieron escribir en el cristal unos confusos y no terminados versos diciendo algo parecido a esto:

Amanecen en su verdor
las tiernas hojas que darán trigo
así quisiera que renaciera
aquel amor contigo

Aunque solo fuera un espejismo confirmaban que suelen asaltar, adquiriendo mayor intensidad durante los viajes, las más peregrinas e irrealizables ilusiones. Ellas contribuyen a dar emocióa la vida y al viaje.

Llegamos a Salamanca en la hora y media anunciada. Por primera vez después de los años sesenta regresaba en tren. Las anteriores, con tiempo justo de dar un paseo, comer y visitar algún monumento habían sido en coche.  La estación, modernizada y ampliada, no parecía conservar, salvo alguna lejana caseta en ruinas o columnas metálicas que un día soportaron un tendido eléctrico, ningún vestigio de la antigua, y, aunque se haya caído con frecuencia en la irresistible atracción por lo efímero, provocaba cierta nostalgia pensar que esos derruidos y herrumbrosos restos fueran tal vez los únicos testigos de aquel pasado. Tampoco cabía esperar  que las centenarias piedras del centro, o los árboles más antiguos de parques y aceras, mantuvieran la misma epidermis con la que un día nos vieron pasar.


ulpiano rodríguez calvo

sábado, 20 de febrero de 2016

DESDE CORIAS A LOS SANTOS DE MAIMONA


O del Diario de Ana Frank  y  Diario de un cazador de Delibes, tempranas lecturas que inspiraron y alentaron en la escritura al compañero de Corias José Rodríguez Francos, a Los Santos de Maimona entre artistas, escritores y asociaciones, libro por él escrito y que ahora tengo entre las manos.

Editado por Colectivo de artistas,  asociaciones, escritores, instituciones y empresarios, y con apoyo de la Fundación Maimona, se presentó en diciembre el primer libro de JR Francos. Se cumplía así su ilusión, tal como informaba el diario Hoy, nacida hace 55 años entre los muros de Corias y aquellas primeras lecturas; la de ser él, un día, el autor.

Es un trabajo de investigación que repasa en 260 páginas toda la actividad cultural desarrollada durante las últimas décadas en Los Santos de Maimona, ciudad en la que reside desde 1974. Su presentación es cuidada, una concienzuda labor con más 300 fotografías. Entre ellas destacaría la que hace de contraportada, con el autor tendido en una hamaca, supongo que en su campito, ensimismado en la lectura. Una fotografía que, en mi opinión, podría ser la imagen pendiente de trasladar a pintura por  algún afamado pintor impresionista.

Las futuras generaciones de Los Santos, cuando indaguen en el desarrollo cultural de su ciudad, se encontrarán con esta obra. La obra de un asturiano santeño de adopción y, por lo que traslucen esas páginas, también de corazón.

Conocida y reconocida en el Blog es la afición de Francos por la fotografía. En él ha publicado algunas muestras de las exposiciones en que ha participado; también alguno de los capítulos que forman parte del libro recién presentado. Espero que reaparezca por aquí para darnos información, más completa y precisa, de su libro.

Enhorabuena, Francos.

Ulpiano Rodríguez Calvo

miércoles, 17 de febrero de 2016

OLOZAGA



Ante  el requerimiento de parte –de doble parte –Ulpiano y Galán– vuelvo sobre mis pasos para agarrar por las solapas y zarandear un poco al impresentable de Olozaga.

Primero, Ulpiano, quiero matizar  esa leyenda de que yo no leo comentarios  del blog. Es una historia que se inventó otro exalumno al cual aclaré, palabra por palabra que no confundiera las cosas. Que yo no contestaba a las alusiones a mis entradas porque no quería enzarzarme en discusiones públicas con ningún exalumno. Es más, quise explicarle que yo hacía de mi silencio una virtud, pues me sobraban argumentos para puntualizar, pero no lo hacía porque mi tarea como docente había quedado 40 años atrás.

Tal ocurrió cuando yo escribí Arturo Más en vez de Artur Más. Hubo varios que se enojaron, lo cual me sorprendió mucho toda vez que según las normas de la Real Academia de la Lengua Española, los nombres de topónimos extranjeros se traducen al castellano. Así decimos Nueva York o Londres o Florencia, en vez de New York, London o Firenze. Y los onomásticos también se castellanizan si los utilizamos hablando en castellano. Así decimos el Príncipe Carlos o Julio Verne, Emilio Zola, Miguel Ángel etc…

Si el catalán es lengua extranjera debemos decir Lérida, Gerona, Arturo y Jorge.

OLOZAGA:

Difícil me lo pones, Ulpiano. Hablar sobre el siglo XIX español es tarea más para un psiquiatra que para uno excamarero como yo: porque es indudable que ese siglo en España fue un pandemónium de locos matándose entre sí y destruyendo al país. No hubo años seguidos sin una guerra civil, una sublevación militar, sin una intentona golpista.

De ese enjambre de locos que pululaban por el siglo XIX español podemos entresacar, coger con la pinza de la curiosidad y analizar algún personaje como Olozaga.

El problema que surge al evaluarle es que el personaje vivió en una sociedad tan compleja y convulsa que sería necesario primero situarle en una sociedad concreta, con unos condicionantes concretos, que hagan comprensible la figura de un político cualquiera. Nadie es comprensible sin su circunstancia, que diría Ortega. Y la circunstancia de Olozaga me llevaría a mí demasiados folios, tiempo y humor. Además me deprime hablar de esa época.

Tendría que comentar que España acaba de salir del reinado de uno de los personajes más nefastos que han pasado por nuestra historia, es decir, Fernando VII. Durante su reinado y en gran parte por su culpa, se gestaron todas las desgracias que duraron más de un siglo.

Sin este funesto personaje es imposible comprender todas las desgracias que sobrevinieron. Su actitud cerril, traidora y prepotente al no admitir la Constitución de 1812 provocó que, tras su muerte, y con toda la lógica, los españoles se dividieran en banderías. Unos queriendo mantener una monarquía semimedieval y otros pretendiendo instaurar en un mes y por las bravas una España moderna, próspera y progresista, como la que su abuelo, Carlos III había diseñado.

Todo lo conseguido en tiempos de su abuelo, Carlos III –con Aranda, Floridablanca, Marqués de la Ensenada, Campomanes, Jovellanos, Esquilache,  etc… que supieron introducir a España en la senda de la modernidad y el progreso– fue desbaratado por el rey más canalla de nuestra historia. Y, para colmo dejó sembrada la discordia y la confrontación entre españoles que ya no nos abandonó jamás.

Le sucedió su hija Isabel II, con tres años. La nación quedó desnortada en manos de nobles, militares, clérigos, y visionarios que iniciaron el siglo más triste de nuestra historia. En medio de aquel guirigay de políticos, nobleza, generales etc, que se montó, aparece nuestro personaje.

Nacido en Oyón, Álava;  alto, guapo, abogado a los 22 años, impetuoso y mujeriego. Se erige como líder del ala más radical del partido liberal. Es elocuente, osado, y aspira a todo. Su éxito con las mujeres le hace crecerse. No es de extrañar que resultase un tipo odiado por los hombres y adorado por las mujeres.

Para colmo le nombran  preceptor de la reina, ante lo cual, los enemigos ponen el grito en el cielo (Serrano, enemigo suyo dijo que fue como meter al gavilán en la jaula de la paloma). Durante decenios se debatió en España        -como tema trascendental– si eran o no ciertas las fechorías amatorias y políticas de Olozaga.

Resulta difícil discernir la verdad de la leyenda. Quizás lo más creíble sea atenerse a los informes que la embajada de Francia, e Inglaterra, mandaban a sus gobiernos, así como los que a Roma enviaba el Nuncio.

Debían  estar bien informados porque el embajador francés se enteró a las dos horas y diez minutos de que la jovencita Isabel había protagonizado un evento fisiológico propio de su edad. El embajador de Inglaterra se enteró a las 24 horas. Se lo contó Olozaga.

Aunque solo sea cierto el diez por ciento de lo que se le atribuye, ya sería grave. Quizás lo más sonado fue su relación con la joven reina o el episodio que protagonizó con Sor Patrocinio. La famosa monja de las llagas. Da vergüenza enterarse por qué senderos tan cutres y desvergonzados transitaba España.

Nuestro personaje murió en París a finales del siglo XIX. Su coetáneo Zorrilla, creo un personaje que declamaba orgulloso:
Por donde quiera que fui.
La razón atropellé.
La virtud escarnecí.
La injusticia burlé.
Yo a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé.
A los palacios subí.
Yo los claustros escalé.
Yo en todas partes dejé
Memoria amarga de mí.

No se sabe si lamentó en su vejez el haber sido tan guapo como el personaje de Muñoz Seca que decía de sí mismo:

Todas por mí como un trapo
Y con igual pretensión.
¡Ay! Infeliz del varón
Que nace como yo tan guapo.

Pepe Morán. Dominico-ex


domingo, 14 de febrero de 2016

EL PÁRROCO DE CALERUEGA


PRESENTACIÓN. Husmeando en el Facebook he visto un artículo que era compartido por infinidad de los muchos amigos  puertorriqueños que el Padre Basilio tiene en esas tierras caribeñas,  y como me consta que muchos de los visitantes de este blog no son asiduos al Facebook, he considerado oportuno el insertarlo aquí.
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EL PÁRROCO  DE CALERUEGA


Tal vez no muchos sepan que el pueblo natal de nuestro fundador, santo Domingo de Caleruega, lleva muchos años, y hasta el día de hoy, impregnado de recuerdos, experiencias y algo de sabor caribeño. Desde 1991, el párroco de Caleruega, fr. Basilio Cosmen, O.P. natural de Cangas de Narcea, Asturias, fue misionero por 19 años en Yauco, un pueblo de la costa suroeste de la Isla de Puerto Rico.  Fr. Basilio, que incluso tiene una calle del centro del pueblo caribeño a su nombre, nos habla de sus orígenes: “Vengo de una familia de arrieros, transportadores de mercancía y personas, desde Asturias a Madrid, durante siglos. Mi Padre, ante lo incierto de aquel trabajo, se asentó en Cangas del Narcea, Asturias y gran emprendedor, sacó adelante negocios y familia. Primera mitad del siglo XX. Se casó allí y criaron siete hijos, orientados al trabajo y al comercio. Uno siguió la orientación de transportes y creó una gran empresa”.
Su vocación dominicana llegó hasta la vida de fr. Basilio desde muy pequeño. El nos cuenta que, “Cuando el año 1936 hubo en España la persecución religiosa, dos Monjas de Clausura Dominicas (que tuvieron que abandonar el Monasterio que había en el pueblo pues eran perseguidas), se refugiaron en mi casa. Yo tenía 4 años. Se rezaba mucho y cuando pudieron volver al Convento, ya habían sembrado en mí la vocación religiosa dominicana.” El Convento de San Juan Bautista de Corias, en ese tiempo casa de formación, quedaba a dos kilómetros de la casa familiar de fr. Basilio. Allí ingresó para los estudios de secundaria y, a apenas a los 15 años, vistió el hábito dominicano. Su noviciado lo hizo, sin embargo, en el Convento San Esteban de Salamanca. Luego de su ordenación presbiteral estuvo asignado al Colegio de los dominicos en Oviedo y luego al Instituto Laboral de Corias.
En 1972, fr. Basilio llegó a Yauco, Puerto Rico junto a un grupo de frailes de la Provincia de España a la que el Vicariato Provincial de Holanda en la Isla dejó la Casa y Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Luego de las medidas de Mendizábal en España y sus colonias a mediados del siglo XIX y la exclaustración de los religiosos españoles en América y El Caribe, fue hasta 1904 que los frailes de la Provincia de Holanda, venidos de la Isla de Curação, restauraron la presencia de la Orden de Predicadores en Puerto Rico. Precisamente fue a la Parroquia de Yauco a la que fueron enviados por primera vez. Fr. Basilio Cosmen llegó para ser párroco de esta parroquia que, entonces, cubría todo el municipio cafetalero de 179 km² y 20 barrios, casi todos rurales. Su misión como párroco del pueblo caribeño duró casi 20 años.
El actual párroco de la ciudad natal de Santo Domingo, recuerda sus años caribeños como predicador: “Mi vida en Yauco y sobre todo mi vida sacerdotal, fue totalmente satisfactoria. Éramos un grupo de dominicos en juventud madura y nos entregamos totalmente al apostolado en el Pueblo y en los Barrios, donde había ya capillas y en otros se fundaron. Nos ayudaban las Hermanas Dominicas de Fátima, sobre todo con la catequesis, con muchos grupos por el Pueblo y en los Barrios,  y en las visitas familiares.  La preparación bautismal se atendió con esmero. Se dio la Campaña del P. Peyton y aún continúan los grupos de Oración en Familia. Se crearon los Ministros Extraordinarios de la Eucaristía con una entrega y vitalidad extraordinaria. Los Cursillos de Cristiandad representaron un gran empujón espiritual en la Parroquia. En los últimos años llegó el Movimiento Juan XXIII arrasando con su influencia y aún está muy vivo. Había Retiros para Matrimonios y sobre todo para jóvenes, que se llegaron a dar más de 200 y se creó una potente Juventud Católica, que alimentó mucha vida espiritual en la juventud del pueblo, saneando mucho las costumbres”.
Si bien la presencia de los frailes de la Provincia de España duró hasta el año 2002 en Yauco, cuando la Casa y Parroquia de Nuestra Señora del Rosario pasaron al Vicariato General de la Santa Cruz de Puerto Rico, el paso misionero de fr. Basilio finalizó en 1991, cuando fue asignado al Convento de Caleruega para desempeñarse como párroco del pueblo. Según fr. Basilio, “Caleruega es un lugar emblemático para los Dominicos. Es donde nació Santo Domingo de Guzmán, nuestro fundador y fundador del Rosario. Por esta razón recibimos muchas visitas de Dominicas y Dominicos, que vienen a las fuentes. Los noviciados de las distintas naciones de Europa nos visitan todos los años, en ambiente encantador de juventud motivada y motivadora dominica. Todos los veranos hay una gran Asamblea de Familia Dominicana. Actualmente se prepara para septiembre una gran reunión de Cofradías del Rosario.”
En cuanto a la Parroquia, su párroco “medio caribeño” señala que, “Caleruega es un pueblo castellano, con pocos habitantes durante el año y mayoría de adultos avanzados, con una fe inconmovible los mayores y con la triste influencia del laicismo, tan desgarradora en España, por contagio a la juventud. A Santo Domingo lo tienen todas las familias como “de casa”, y sus fiestas son muy celebradas, siendo la recién celebrada “Romería del Santito o de Castro”, la que toca el corazón de todos los del Pueblo, que vienen a celebrarla desde donde vivan. Ese día no hay vergüenza de rezar el Rosario o cantar “Viva María…”, como alimento de la fe para que no se pierda.” De manera muy simpática, entre los signos que adornan el altar de la pequeña iglesia medieval en donde recibiese sus primeros sacramentos santo Domingo, está una pequeña bandera del pueblo cafetalero al que fr. Basilio regresa cada año, invitado por los grupos apostólicos que él acompañó por tanto tiempo.
 De todos modos, fr. Basilio considera que la gran columna de espiritualidad del pueblo de Caleruega, es el Monasterio de Monjas Contemplativas Dominicas, fundado en el siglo XIII para que no se perdiese el recuerdo del Santo,  sobre los solares donde vivía la familia. Afirma, convencido, el párroco de Caleruega, que “Su vida de clausura, su rezo diario de alabanza a Dios, su austero ejemplo, su amorosa atención a la gente, son las que dan categoría al Pueblo y tiene resonancia sobre todo en la Provincia.”
Comparando el ministerio de predicación actual en Caleruega, con el que tuvo en la costa y campos del Caribe, fr. Basilio considera que “de Parroquia a Parroquia el cambio es enorme y los modos de actuar bien distintos. El mismo frío del invierno, contrae un poco los ánimos para mostrar entusiasmo y el carácter seco castellano les da un modo de actuar bien diferente. Casi no hay matrimonios jóvenes y la mayoría de los niños (12 hay en la escuela), no son españoles, y son cristianos ortodoxos. Podrá haber tres bautismos al año y lo mismo bodas, porque vienen de afuera, un poco por tradición familiar. De todos modos, no falta el grupo de Señoras, que todos los días acuden al Rosario y a la Eucaristía.” No es de extrañar que el cariño, la dedicación atenta y pasión por la Verdad que dona fr. Basilio a la grey que recuerda los inicios en la fe de nuestro santo fundador, tienen mucho sabor del Caribe, ese que aprendió el párroco de Caleruega en sus queridos años en Yauco.


viernes, 12 de febrero de 2016

MIS CATARROS



MI CATARRO DE 2016.

Empezó hace quince días. No quise darle importancia y no fui al médico.
Como persistía, terminé por preocuparme y pedí hora.
-                        -        Número de Tarjeta Sanitaria, por favor.
-                        -         No lo sé, ni tengo tarjeta. 
¿          -      No les vale con mi DNI, que acredita que soy español, jubilado, mi domicilio y Pola de Lena?
-                          -        Bueno, vale ¿Quién es su médico?
-                          -        La doctora X.
-                          -        Venga mañana a las 11.

Fui. Esa chica estupenda y buena médica me auscultó y claro, oyó un estrépito de ruidos que me dijo:
“Aquí hay mucho ruido, vas a tener que bajar esta misma mañana al hospital  y que te hagan una radiografía. Toma el volante y vuelve luego hacia las tres que ya tendré los resultados”.

Vale.

Bajé al hospital y volví luego a la consulta.

Lo que me temía. "Tienes principios de pulmonía. Hay que cortarlo con un antibiótico y cortisona. Tomas una pastilla diaria de ambas cosas durante 10 días y vuelve por aquí a ver cómo estás".

Voy a la farmacia y entrego las dos recetas.

Me dan el antibiótico, un envase que dice contener 28 comprimidos. Me dan la cortisona en un embase con 18 comprimidos.

Hoy voy por el tercer día y la cosa está encauzada.

Pero me pregunto ¿Para qué me dan 28 y 18 si yo solo necesito diez de cada una?

Me imagino que la Sanidad Pública necesita tirar la casa por la ventana y no reparar en gastos. Al final, las dos cajas se reunirán con un montón en el que hay medicamentos por valor de un montón de euros.

En cada hogar español hay una auténtica farmacia que terminará en la basura.

¿Hay algún médico entre los lectores del blog?

Que me explique para qué necesito una tarjeta sanitaria y por qué si me recetan 10, me dan 28 comprimidos.

MI CATARRO DE 1967.

Aunque ya he contado mis historias en este blog, no recuerdo si os conté que el año 67 me fui a Londres con intención de graduarme en la Pitman School. Los dominicos ingleses haciendo gala de una hospitalidad ejemplar, me asignaron un catre en el desván. Estuve con ellos 15 días y no pasaron ni uno sin que me preguntaran “Perdón, ¿ya sabe usted cuando se va a marchar?”.
Obsérvese la delicadeza de la pregunta. Como es natural, me busqué la vida. Me coloqué de camarero en un restaurante. Sólo un leguito negro, jamaicano me dijo al despedirme “Tú no pases hambre, ven por la puerta de atrás y yo te saco comida”.

Pues venga, a trabajar. Empecé de camarero y terminé de administrativo del local.

Pero vamos a por lo del catarro.

Pregunté cómo gestionar mi situación sanitaria. Respuesta:
“Muy fácil. Vas a la oficina de Correos con una copia de tu contrato o de tu matrícula. Exhibes el pasaporte y te dan una lista de diez o doce médicos que atienden en el distrito donde tú resides. Cada uno con su dirección y teléfono. Escoges uno. Todos tienen obligación de cogerte si no tienen completo el cupo obligatorio.”

Llamé a uno cualquiera y sin más ya tenía médico.

Y voy yo, y un día me pongo enfermo. Llamo para pedir hora. Me recibe. Me pasa a un recinto pequeño y me ordena: “Quítese toda la ropa y le llamo ahora”.

Así fue. Completamente desnudo, me tumbé en una camilla y aquel hombre inspeccionó cada centímetro de mi cuerpo. Yo estaba un poco tenso y receloso porque no veía necesidad de que me palpase la barriga para un catarro de garganta. Así que me propuse, en el peor de los casos, vender mi virginidad por encima de todo.  Pero no.

Tenía un gran catarro y me recetó un antibiótico (Britapen) a tomar dos grageas al día durante ocho días. Cuando ya me iba, me detuvo en la puerta para advertirme “si piensa seguir fumando, es mejor que se busque otro médico”. Fui a la farmacia con las recetas. Las entregué. Me dieron un numerito y me mandaron esperar. Cuando me llamaron, acudí al mostrador y vi que, de un recipiente que contendría 500 pastillas, sacaba las dieciséis que yo necesitaba, las introdujeron en un frasquito neutro, escribieron en un papel, Britapen, dos al día, ocho días y lo pegaron al frasquito. Ni una gragea más ni una menos. Y así con todos los medicamentos.

Han transcurrido casi cincuenta años y todavía no hemos aprendido a administrar el gasto de salud de los españoles.

Dicen que aquí en España vamos al médico cuatro veces más que un alemán o un danés. Es posible. A ese propósito quiero centrar la historia de una viejecita de aquí del Lena. El médico era don César Cordero, hombre simpático, amable, exuberante y cariñoso. A diario le decía  a la viejecita que la encontraba estupendamente de salud. Un día no apareció por la consulta. Quince días estuvo sin ir y el día que apareció don César la recibió alborozado: 
       - ¡hombre María! ¿qué te pasó que no venías por aquí? 
       - Ye que tuve mala.


Pepe Morán. Dominico-ex

¡OYE, TÚ!


No tengo ninguna intención de alimentar nuevas polémicas. Menos de ofrecer blanco a los emboscados que tras el anonimato disparan ráfagas de su peculiar partidismo. (Aunque en ocasiones resulte difícil, soy el primero en reconocerlo, asumir a cara descubierta afinidades políticas o comportamientos personales; el único autorizado a hurtarnos su personalidad real en el blog debiera ser el anónimo apodado Jesusín o Pelgar -hace tiempo misteriosamente desaparecido- por habérselo ganado con sus ocurrentes, raciales y mágicas historietas recreadas bajo las luces y sombras de Cangas).

Después de este, tal vez innecesario, preámbulo intentaré ir al motivo de estas líneas que no es otro que la carta de la señora Báñez, ministra(-ex que diría Morán) de Empleo y Seguridad Social. La misma que hace algún tiempo aseguraba que estábamos saliendo de la crisis gracias al capote que nos había echado la Virgen del Rocío.
 Esa carta la hemos recibido todos los que ya disfrutamos de la jubilación, en ella se nos comunicaba el generoso incremento de un 0,25% en la pensión.

La medida, anunciada con antelación y padecida en años anteriores, a nadie debió coger por sorpresa. Personalmente debo confesar que, incluso más que la birriosa subida, me ha molestado el tono de recochineo que desprende la carta.

Entre la hojarasca de alabanzas a la gestión del Gobierno y justificaciones de la decisión que se comunica figura la siguiente frase: El protagonista de esta mejora eres tú”.

Dejando de lado que la señora ministra sitúe ahora el protagonismo de la recuperación en nosotros,  también se podría decir que a la fuerza ahorcan, y no en el capote de ninguna virgen, sorprende el tuteo a que nos somete.

El tuteo es una forma de trato entre iguales, entre personas próximas y de confianza, algo que no creo exista entre la ministra y la inmensa mayoría de los receptores de esa carta. No se me ocurriría, en caso que esto fuera posible, pasar un día por La Castellana y subir al despacho que ocupa en su ministerio para  decirle: oye, ministra,…”

Ese tuteo de la carta, también el usado por muchos otros políticos con los que ninguna afinidad une, tiene claras reminiscencias con el “¡Oye, tú!  proferido al camarero por el prepotente de turno acodado en la barra del bar o por el señorito terrateniente montado a caballo para dirigirse al bracero que trabaja la tierra; cuando, por respeto y educación, el camarero y el bracero están obligados a responder de usted. Tal vez sean reminiscencias que aún perviven del falso tuteo, tan del gusto de antiguos jerarcas vestidos de camisa azul bordada con yugo y  flechas.

Se dirá con toda razón que esto del tuteo es una nimiedad comparado con la situación a la que están conduciendo la Seguridad Social.

Por mucho que en la carta se diga La Seguridad Social es, sin duda, nuestro principal proyecto de solidaridad, el Gobierno saliente no ha escatimado medidas para arruinarla, con el no confesado, por impopular, propósito de favorecer los planes privados de pensiones.

Así,  alardean en esa carta de creación puestos de trabajo al tiempo de ocultar que la inmensa mayoría de éstos son en precario, de meses, días, o incluso horas, con salarios que toman por referencia  el SMI ya fijado, generosamente por el Gobierno en funciones, en 655,20 e/mes para 2016. Unos contratos laborales que aportan cotizaciones írrisorias a la Seguridad Social mientras las grandes corporaciones, con beneficios de miles de millones anuales, tributan, cuando tributan, a  tipos mínimos.

 Las subvenciones concedidas a las empresas por crear puestos de trabajo cierra el círculo ruinoso al que está sometida la Seguridad Social. Se está invitando con el dinero de los demás, en este caso con los depósitos del Fondo de Pensiones. No puede resultar extraño que durante el mandato del Gobierno saliente ese Fondo de Pensiones se haya reducido a la mitad, de más de 60.000 millones de euros en 2011 a unos 30. 000 en 2015.

De continuar con la política económica del Gobierno ahora en funciones dentro de cuatro años, quienes vivan o vivamos, verán o veremos que las pensiones ya no se incrementarán, ni en este miserable 0,25%,  se reducirán drásticamente.

Pero nada de esto, me parece, dice la carta.


ulpiano rodríguez calvo